El vicario judicial del Obispado de Cartagena, Gil José Sáez Martínez (San Pedro del Pinatar, Murcia, 1971), cuya función es "hacer que se cumpla la justicia en la diócesis y que se garanticen la tutela y los derechos de los fieles ante la Iglesia", asegura que "la Iglesia lleva un siglo tapando la pederastia".

En una entrevista al diario El País, el vicario judicial responde, a la pregunta de si la Iglesia española silenció en el pasado casos de abusos sexuales, que "por supuesto; sin lugar a dudas".

"Todas las diócesis del mundo, cuando llegaba una denuncia cogían y decían: 'Fulanito, te mandamos a tal sitio'. Y en ese sitio seguía haciendo lo que hacía en el otro. Eso se hacía en toda la Iglesia universal durante el siglo XX, incluida España", añade.

Explica que estos temas están protegidos por el secreto pontificio, por lo que no se puede hablar si se está llevando a cabo un procedimiento. "Estamos hablando de delitos muy graves, sufrimientos que tienen las víctimas y estas pueden elegir que se lleve en estricto secreto".

No obstante, "si la idea es que el secreto pontificio sirve para tratar de cubrir, encubrir, esconder esa realidad, no es correcto", indica el vicario judicial de la Diócesis de Cartagena, que junto a su trabajo como canonista y párroco en la iglesia de San José, en el municipio de San José de la Vega, prepara una tesis sobre la respuesta del derecho procesal de la Iglesia católica y del derecho español ante los abusos sexuales cometidos por clérigos.

Y es que, señala en la entrevista, "si el obispo quiere, puede hacer público el número de procedimientos que se han llevado o se están llevando sin dar detalles personales de las víctimas o acusados".

Añade que en las diócesis españolas no se conservan documentos en los archivos donde se precise que los traslados de los sacerdotes pederastas de una parroquia a otra eran porque había una denuncia o constancia de abusos sexuales; y afirma que, sin poder cuantificar, habría más de 50 casos, "muchísimos más".

"Durante todo el siglo XX se ha actuado tapándolo todo, encubriéndo el problema, no denunciando, sin aplicar penas" y llega un momento, "gracias a Dios, diferente, en el que hay que escuchar el clamor de esta gente" aunque, reconoce que "después de estar funcionando cien años de una manera a otra, el cambio no es tan fácil".

Preguntado por de qué manera puede solucionar la Iglesia el problema de los abusos, responde que en primer lugar, "el Papa Francisco nos pide a los obispos, sacerdotes y seglares que reconozcamos lo que ha pasado"; en segundo lugar, como dice el Evangelio de Juan, "la verdad os hará libres", por lo que "poner la verdad, establecerla y pedir perdón".