La amplia mayoría de las profesionales que se dedican a este nicho de mercado son mujeres. «Los hombres no consideran en el orden una cualidad que pueda ser remunerada», explica Pilar Quintana. De las 150 personas inscritas en la AOPE, solo dos son hombres, que operan en Barcelona y que no se dedican al hogar, sino más bien al sector de empresas o grandes mudanzas. El perfil de la persona que demanda este tipo de servicios es el de una familia de renta media/baja, ya que las más acomodadas suelen contar con asistente que realiza las labores del hogar. Pero eso no es un impedimento para contratar este tipo de servicios, asegura Paqui Sáez. «Si una familia no tiene posibilidades de pagarme, podemos llegar a un acuerdo por el que si retiro algún mueble que se puede reutilizar, con el dinero de su venta pagan mi servicio y así no tienen que hacer un desembolso de dinero por encima de sus posibilidades». Dentro de los trabajos que realiza, asegura que los más difíciles para sus clientes son las mudanzas. «Una mudanza te remueve, pone a prueba a la familia y a la pareja», explica. «Hay que abandonar un lugar en el que has dejado una parte de tu vida y, generalmente, es difícil. Pero llegar a un lugar nuevo y empezar de cero, renueva las energías de la familia y es positivo», concluye.