¿Hay que decir adiós al diésel y a la gasolina, sea 95 o 98? ¿Tendremos que elegir a partir de ahora entre nombres imposibles de combustibles? ¿Habrá que sacar la calculadora a la hora de repostar para saber el porcentaje de etanol que necesita nuestro coche? ¿El lío está servido con la nueva nomenclatura? Cuestiones como éstas han venido asaltando a los conductores en los últimos meses, después de todos los embrollos que han acompañado a las informaciones relativas al nuevo etiquetado de los carburantes para adaptarse a la normativa europea y que sean exactamente los mismos en toda la Eurozona. Ahora, cuando el viernes 12 de octubre, a la sazón en pleno puente del Pilar, está a la vuelta de la esquina, la angustia corre el riesgo de ir in crescendo. Será ese día cuando la nueva cartelería entre de lleno en las gasolineras y, por tanto, en nuestro día a día. Sin embargo, ¿cabe esperar algo así como una especie de apocalipsis entre los conductores? Pues parece que no.

Cierto es que habrá nuevas pegatinas con nuevos nombres como el E5 o el B7, sin ir más lejos. Ahora bien, esos nuevos logos no vendrán a sustituir nada de lo que conocemos hasta hoy. Convivirán con la gasolina 95, con la gasolina 98 y con las diferentes gamas de diésel que podemos encontrar en cualquier surtidor, tanto en nombre como en lo que es el producto en sí. Estará un cartel al lado del otro con ambas denominaciones sin más, al menos de momento, para favorecer la transición al nuevo modelo. Una nueva distinción que, en los últimos días, ya se puede ver en algunas gasolineras de la Región de Murcia, después de que las petroleras o, en su defecto, las patronales hayan comenzado a distribuirlas entre los diferentes establecimientos.

De hecho, desde la Agrupación Española de Vendedores al por Menor de Carburantes y Combustibles (Aevecar), su secretario general, Víctor García Nebreda, pone el acento en que «el nuevo etiquetado informativo para los carburantes ni sustituye ni modifica la información que se da en la actualidad en las estaciones de servicio sobre los carburantes que se suministran en las instalaciones».

Por partes. Lo que busca la Unión Europea con esta normativa es que, a partir de ahora, los nuevos vehículos y los puntos de repostaje tengan etiquetas armonizadas en todos los Estados miembro. Dicho de otro modo: que poco menos no nos volvamos locos a la hora de elegir surtidor cuando viajemos a otro país. Por eso, el cambio de pegatinas afectará a la tapa del depósito de los nuevos vehículos -desde turismos a ciclomotores, pasando por triciclos o autobuses, por ejemplo-, y a todas las estaciones de servicio.

Círculos, cuadrados y rombos

«No, no va a ser lioso», sostiene el presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio de la Región de Murcia, José Baños, quien indica que este nuevo etiquetado es una ayuda para que los clientes no duden a la hora de coger el boquerel (la pistola del surtidor) de gasolina o gasóleo.

Las nuevas etiquetas, que convivirán con las actuales, aportarán a los usuarios información adicional con la que ahora no contaban. Así, la gasolina vendrá identificada por un círculo con la letra E y un número, como el 5, el 10 o el 85, que viene a marcar el máximo de etanol que lleva el combustible. Por ejemplo, el E5, que equivale a las gasolinas 95 y 98 -la diferencia, en la actualidad, según Aevecar viene determinada por los aditivos- se corresponderán con el E5.

El gasóleo, por su parte, vendrá definido por un cuadrado y la letra B, seguida del 7 o el 10, que en este caso harán alusión a la cantidad de biodiésel. B7, así pues, significa que tiene un 7% de biodiésel y, a efectos prácticos, será el gasóleo que, generalmente, solemos echar a nuestros coches. Además, hay una etiqueta denominada XTL para el diésel sintético, esto es, que no deriva del crudo de petróleo.

Finalmente, los combustibles gaseosos, como hidrógeno o gas natural en sus diferentes vertientes, aparecerán con un rombo y símbolos tales como H2, CNG, LPG o LNG. Por tanto, como indica el secretario general de la patronal de vendedores al por menor de carburantes, y dado que en España es muy residual el combustible con porcentajes altos de etanol o biodiésel, lo más habitual será encontrarse con pegatinas del E5 y el B7. El E10 o el E85 son muy complicados de encontrar en las estaciones de servicio españolas, apostilla García Nebreda.

¿Y cómo saben los conductores si su coche tiene un determinado porcentaje de etanol o de biodiésel? Según explica José Baños, «en los coches antiguos, la ficha técnica de los vehículos recoge las características del motor y el tipo de combustible que tolera. En los coches nuevos, este dato aparece en el tapón del depósito».

Sea como sea, García Nebreda incide en que, «por supuesto, los empleados de las estaciones de servicio están a disposición del cliente para explicarle todo lo que necesite», una cuestión que, para este colectivo, no es casual, sobre todo porque una de las reivindicaciones que abanderan con más ahínco es la de que todas las gasolineras deben contar con al menos un empleado, por más que pueda ser autoservicio.

Medida transitoria

La medida es transitoria, aunque el hecho de que no se le haya puesto fecha de caducidad a los identificativos tradicionales lleva a la patronal a vaticinar que unas y otras pegatinas convivirán durante bastante tiempo, en parte también por el interés de las diferentes marcas comerciales que identifican los clientes.

La presidenta de Tháder Consumo, Juana Pérez, descartó que pueda generar algún problema en los usuarios y defendió que «no va a ser algo traumático para los consumidores ya que habrá un año para adaptarse». Se trata de una adaptación paulatina durante un tiempo en el que convivirán las dos etiquetas». Juana Pérez considera que el nuevo etiquetado es una buena medida porque «visibiliza medioambientalmente e implica a la sociedad; es una apuesta por el progreso».