Durante varios siglos los zapateros caravaqueños y de la comarca realizaban sus alpargatas, que hoy visten celebrities y personajes de la alta sociedad por todo el mundo, con el popular hilo de cáñamo. En aquellos años se podía ver plantaciones de la peculiar planta por diferentes lugares de la comarca, especialmente en el Camino del Huerto. Después, durante la década de los 50 y 60, llegó la prohibición de plantar y la industria del calzado continuó con su artesanal proceso, adaptándose a los nuevos tiempos con hilo de yute. Hoy en día gran parte de esa materia prima se importa desde el Sur de Asia.

Pero esa realidad está cambiando y el calzado puede volver a su hilo ancestral. Es el caso del japonés Daisuke Mori, de padre nipón y madre caravaqueña, que decidió hace cuatro años realizar una plantación de cáñamo en Caravaca de la Cruz. Según explica Mori, «llegué a Caravaca con el proyecto de recoger el legado de mi abuelo, que también cultivaba cáñamo, y poder seguir con la tradición familiar». Recuperar este tipo de cultivo podría ser también una solución para reconvertir terrenos de frutales cuyos propietarios ven cada año más pérdidas, como es el caso del albaricoque. «Tras la plantación, hay que regar cada tres semanas y luego quitar los machos para que la planta pueda crecer», explica sobre los cuidados básicos que necesita el cultivo del cáñamo, que tiene una campaña al año.

Un planta que es aprovechada al 100%. La semilla se utiliza para alimentación y cosméticos, la flor se usa en productos medicinales y, por último, en el tallo se encuentra la parte del proceso que se destina a elaborar el hilo, y con la pasta puede ser un sustituto del petróleo en la elaboración de ciertas planchas de alta resistencia. De hecho, algunas marcas de automóviles usan esta planta para la fabricación de salpicaderos.

El cáñamo se considera la fibra textil de origen vegetal más larga, suave y resistente. La tela que se elabora con ella puede presentar diferentes calidades, a veces más áspera, y otras más suave que el algodón. También es más aislante, fresca, absorbente y duradera. Antiguamente era la fibra más utilizada y se la consideraba el rasero o estándar para medir la calidad de las otras fibras. Una hectárea de cáñamo puede producir el doble de fibra que una de algodón, y la fibra de cáñamo requiere menos productos químicos durante su procesado. Y es que, el cáñamo no requiere los numerosos pesticidas que se utilizan para el algodón y que estropean los suelos.

La longitud y resistencia del cáñamo aún compite con los materiales más modernos utilizados en los cordajes navales. También permite la elaboración de materiales de construcción de gran resistencia y de materiales de gran capacidad aislante.

Así, una vez que se recoge toda la planta se tiene que llevar a Cataluña, donde se realiza el proceso de transformación. Actualmente, la producción se cifra, en el caso de la flor, de 600 a 800 kilos por hectárea. La semilla, sobre unos 500 kilos por hectárea.

Para los más atrevidos, hay que recordar en Europa existe una regulación que exige la siembra de semillas certificadas, es decir que no poseen el THC, por lo que no valen para fumar.

Interés en Japón. Nipones visitan Caravaca cada año para conocer el proceso de siembra

Daisuke Mori pone de manifiesto que en Japón, «antiguamente había mucho cultivo de cáñamo y ha pasado al igual que en España, con la nuevas leyes es más complicado llevar a cabo la plantación; de hecho, necesita una licencia y no se puede exportar», matizando que «nuestro objetivo es poder exportar a Japón este proceso para que la gente allí la vuelva a trabajar». Por eso, cada año, amigos y familiares vienen a Caravaca para conocer de primera mano el proceso de siembra y posteriormente ayudar en las tareas de recolección».

En los siglos XIV y XV, los daimyo, los señores de la guerra del Japón feudal, animaron a sus vasallos a cultivar esta planta. Podían vender la planta a alto precio en las ciudades donde se usaba la fibra de cáñamo para hacer prendas refinadas. El armamento de los Samurái también se hacía en parte de cáñamo. A lo largo de la historia, y sin apenas darnos cuenta, el cáñamo ha estado presente en la historia del hombre, como fue en las velas de Cristóbal Colón, la bandera estadounidense y los papeles con que se declaró su independencia fueron confeccionados con fibra de cáñamo.