Las chicas murcianas abandonan la casa de sus padres antes que los varones, según revela el estudio titulado «Inserción social y laboral de los jóvenes en la Región de Murcia», que ha presentado el Observatorio de Exclusión Social de la Universidad de Murcia (UMU). El trabajo, que ha sido recogido en un libro, muestra que uno de cada tres chicos (36%) sigue viviendo con su familia entre los 30 y los 34 años, mientras que entre las jóvenes de la misma edad esta proporción se reduce al 23%, según indicó el director del equipo investigador, Manuel Hernández Pedreño, profesor de Sociología de la UMU.

El equipo de investigación ha realizado un seguimiento de «la historia de vida de 24 jóvenes» y ha entrevistado a 16 expertos para analizar las circunstancias en las que salen al mercado laboral desde distintas perspectivas y siguiendo metodologías diferentes para comparar su situación desde los ámbitos educativo, familiar, laboral, social y de salud, entre otros. Una de las conclusiones más relevantes es que la elevada tasa de abandono escolar, que Murcia encabeza junto con Baleares, lleva a la juventud a tener que conformarse con trabajos precarios. Las condiciones laborales se endurecen aún más en el caso de las mujeres y de los extranjeros, precisaba el director del equipo investigador.

Las dificultades para conseguir empleo también reducen las posibilidades de marcharse de casa.

El profesor Hernández Pedreño explicaba que la edad de emancipación se ha ido retrasando con la crisis económica, dado que en el año 2007 la proporción de jóvenes que se habían marchado de casa era mayor. Además, muchos de los que se habían emancipado volvieron a vivir con sus padres cuando se quedaron sin trabajo.

Así, en el año 2008 la proporción de jóvenes de toda España que convivían con su familia se reducía al 53%, mientras que en el año 2016 este porcentaje se elevaba al 58%.

En ambos casos, el porcentaje es muy superior al de Europa, dado que la edad de emancipación ronda el 47% o el 48% en los demás países.

En la Región, después de los 30 años sigue habiendo una media del 70% que convive con sus padres y un 30% que se ha marchado, lo que supone que apenas uno de cada tres se ha emancipado. Entre los 16 y los 24 años la proporción de los que han abandonado el hogar es mínima (5,3%).

Sin embargo, la proporción de mujeres emancipada supera a la de hombres a partir de los 18 años. Hernández Pedreño apuntaba que las chicas se marchan antes del domicilio de sus padres porque ellas se sienten más sometidas «al control de la familia», mientras que los chicos viven más cómodamente en el hogar y no se sienten tan controlados.

«Hay algunos que podrían permitírselo, pero se quedan», señalaba.

En la Región la proporción de mujeres emancipadas llega al 77%, mientras que la de los hombres se reduce al 64%, lo que supone una diferencia de 14 puntos.

Uno de los factores determinantes en la capacidad de inserción laboral de los jóvenes murcianos y sus posibilidades de emancipación es el elevado abandono escolar, que en la Región alcanza el 26,4%, solo superado por Baleares, que tiene un 26,8%. Por el contrario, «en El País Vasco y Navarra ronda entre el 7% y el 8%. Según donde residas, las expectativas de futuro son diferentes», advirtió.

No obstante, la tasa de abandono es muy inferior a la que tenía Murcia antes de la crisis, cuando la construcción ofrecía trabajos bien pagados en los que no se exigía apenas cualificación profesional. Por eso, en 2007 la proporción de los alumnos que dejaban los estudios sin tener ni la ESO llegó a superar el 39%.

Cuando la burbuja inmobiliaria arrasó a las empresas de la construcción, muchos de los jóvenes que habían colgado los libros para trabajar volvieron a retomar los estudios, aunque gran parte de ellos han visto condicionadas sus expectativas laborales a partir de ese momento. «Lo que vemos en los que jóvenes es lo que ha pasado en la sociedad murciana, pero acentuado», aseguraba Manuel Hernández Pedreño.