El cambio climático y la necesaria transición hacia la descarbonización del modelo energético se han convertido en oportunidades compatibles con el crecimiento y la rentabilidad para la sociedad. Al mismo tiempo, los avances tecnológicos y la mayor conectividad hacen necesario contar con más infraestructuras energéticas dotadas de soluciones inteligentes.

Conscientes de esta revolución, Iberdrola ha llevado a cabo una profunda transformación en los últimos 15 años, anticipándose claramente a la transición energética para hacer frente a los retos del cambio climático y a la necesidad de electricidad limpia. La compañía lidera esta transición en España y en los principales mercados del mundo, tras haber apostado por las soluciones sostenibles que requiere la mayor electrificación de la economía mundial. Así, se ha comprometido a invertir 32.000 millones de euros durante el período 2018-2022, sentando las bases para un crecimiento sostenible en la próxima década, en sintonía con los tres vectores del sector energético en la actualidad: la descarbonización, que lleva consigo un fuerte proceso de electrificación de la economía; los avances tecnológicos, que están permitiendo reducir los costes y crear nuevas oportunidades de negocio; y la mayor conectividad del consumidor, que le dota de un mayor protagonismo y capacidad de interacción. Con estas inversiones, Iberdrola prevé incrementar su potencia renovable un 24% respecto al cierre de 2017, hasta los 36.200 megavatios (MW).

En la actualidad, el 67% de su capacidad total instalada de la compañía está libre de emisiones, siendo la intensidad de las mismas un 32 % inferior a la media europea en el año 2017. Iberdrola ya ha alcanzado su objetivo de intensidad de emisiones para 2020 (frente al 30% de 2007) y se ha fijado dos nuevas metas: lograr en 2030 una reducción del 50% de su intensidad de emisiones de CO2 sobre los niveles de 2007 y ser neutra en carbono en 2050. En este contexto, la compañía considera que el objetivo mínimo del 32% de energía renovable, establecido recientemente por el Parlamento Europeo y el Consejo sobre la Directiva de Renovables para 2030, es alcanzable y permite actuar contra los efectos del cambio climático, apoyar una transición justa y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, al tiempo que reduce paulatinamente la dependencia energética exterior de nuestra economía. Esta apuesta por la sostenibilidad la ha situado, además, como un referente en índices internacionales de sostenibilidad, como el Dow Jones Sustainability Index, el FTSE4Good o el Climate Disclosure Leadership Index. De hecho, la compañía es la única eléctrica europea seleccionada en las 19 ediciones del índice de sostenibilidad de Dow Jones, siendo considerada como una de las ocho eléctricas más sostenibles del mundo.