Lo primero que seguramente hacían los niños de aquella añorada EGB cuando se incorporaban a la etapa escolar eran fichas. Palotes, números, letras... Ejercicios que contribuían a desarrollar las habilidades y destrezas motrices necesarias para adquirir soltura y agilidad en el lenguaje escrito. Se hacía de una forma gradual. La cosa se iba complicando hasta llegar a los cuadernillos. Famosos eran los Rubio, por ejemplo. Todavía se venden, convenientemente adaptados. Con todo, no es que haya cambiado demasiado la manera de aprender a escribir, un conocimiento básico, junto a la lectura, para cualquier persona.

El inicio de la lecto escritura se realiza en la etapa de Infantil. Ahí es cuando el niño se empieza a familiarizar con los lápices y hace sus primeros trazos. Se comienza con la grafomotricidad, movimiento gráfico con la mano al escribir o dibujar. Se trata de aprender a coordinar el ojo y la mano en el proceso sobre el papel y en desarrollar la lateralidad. Se entra en el mundo de la psicomotricidad fina, que juega un papel fundamental en el desarrollo de la inteligencia.

Cuando escribimos utilizamos zonas del cerebro como la planificación, control motriz, visión y lenguaje. La fusión e interconexión de todas estas funciones y áreas convierten el estímulo visual en letras y palabras.

Cuando escribimos a mano, el cerebro se activa reconociendo letras que ya ha aprendido, y los movimientos dejan un recuerdo motor en la parte sensoriomotora del cerebro que después nos ayuda a identificar y reconocer las letras activando el reconocimiento visual, por tanto beneficia en los procesos lectores.

Ya en Primaria, el aprendizaje de la escritura y la lectura se plantean de manera formal en el aula. Perfeccionando todo lo aprendido en los cursos anteriores. Los niños ya escriben palabras completas y frases. También serán capaces de leer, inicialmente silabeando para ir ganando agilidad y velocidad.

El decreto que establece el currículo del Segundo Ciclo de Educación Infantil en la Región de Murcia es del año 2008 y recoge, dentro del área referida al lenguaje y la comunicación, que se fomentará una primera aproximación a la lectura y a la escritura, es decir, el inicio en la escritura de palabras o frases significativas aplicando una correcta dirección en el trazo y posición adecuada al escribir.

Se trabaja el trazo y la psicomotricidad fina, así como la linealidad, orientación y organización del espacio y gusto por producir mensajes con trazos cada vez más precisos y legibles.

Pero en un mundo lleno de pantallas táctiles, móviles o tabletas digitales, donde cada vez se usa menos el boli , ¿tiene sentido escribir a mano? Finlandia encabeza históricamente las clasificaciones de los informes PISA y su sistema educativo es todo un referente. En este país nórdico, con la enseñanza más sólida de Europa, la caligrafía ha dejado de ser obligatoria.

Se enseña a escribir con letra de imprenta o vertical, un estilo que se diferencia del tradicional en que no tiene ligadura entre unas letras y otras (caligrafía cursiva) y, por lo tanto, es mucho más parecido al mecanografiado. Así, poco a poco se va implementando la mecanografía al mismo nivel que la caligrafía manual. Desde agosto de 2016, los niños finlandeses, el tiempo que antes dedicaban a caligrafía tradicional lo emplean en aprender a escribir con un teclado, porque, según los responsables de la Educación en Finlandia, les será más útil en el futuro, cuando se incorporen a la vida laboral.

Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo. «Al escribir manualmente se desarrollan áreas del cerebro que no se activan con el teclado», opina la logopeda murciana Ana María Campos García, mientras que la maestra de Primaria Sonia Torres apunta que, desde su experiencia, en las edades más tempranas la caligrafía es más importante que las tablets u ordenadores.

«Es bueno para su desarrollo enseñarles los trazos y aunque la tecnología también está bien, porque va a formar parte de su vida, no se debe abusar ni comenzar a edades muy tempranas», añade por su parte la logopeda. De hecho, indica que ya hay diversos estudios que han contrastado que las nuevas tecnologías están provocando un incremento de los casos de trastornos en la atención e hiperactividad, «porque desde pequeños están acostumbrados a distraerse y al estar en clase no se centran».

Y explica cómo en casos de niños con dislexia, estos preferían el uso de un teclado a escribir en papel, porque les era más fácil y no tenían que ejercitar tanto esa parte del cerebro ligada a la lectoescritura.

La Comunidad Autónoma murciana favorece la elaboración de proyectos de innovación y de materiales didácticos que faciliten al profesorado el desarrollo del currículo. Sin embargo, deja claro que el tercer nivel de concreción se da en el aula, adaptándolo a cada una de las condiciones individuales de los alumnos, y esto supone «ofrecer una respuesta adecuada a las diferentes motivaciones, necesidades, intereses y estilo cognitivo de los niños y niñas».

Es decir, que los centros tienen autonomía pedagógica para desarrollar y completar el currículo a través de las programaciones docentes adaptándolo a las características del alumnado y a su realidad educativa.

«Todo, tecnologías y escritura tradicional, tienen su parte buena y enriquece la enseñanza pero llevado en su justa medida; y creo que a los escolares se les está introduciendo demasiado pronto y durante demasiadas horas en los ordenadores o tablets», destaca Sonia Torres, que lleva doce años ejerciendo en cursos de Educación Primaria en centros de San Pedro del Pinatar y Murcia.

Torres explica que cambiar los cuadernos por las tablets, por ejemplo, «es una barbaridad» porque se pierde el trazo de escribir, «al igual que se ha perdido la costumbre de escribir cartas». La maestra murciana relata cómo sus alumnos disfrutan, «porque les llama mucho la atención», escribir cartas y echarlas al buzón. «Es un ´arte´ que hay que evitar que desaparezca de las escuelas».

Sonia Torres deja claro que no se trata de demonizar las nuevas tecnologías, «pero no se debe abusar de ellas, y lo que es muy importante es compaginar los métodos tradicionales de aprendizaje con los más nuevos; todo en su justa medida». De hecho, comenta que hacer demasiada caligrafía puede ser contraproducente pues los niños se cansan y pueden terminar estropeando la letra.

Escribiendo, además, se va aprendiendo. Es más fácil aprender si lo escribes, porque lo razonas. Mejor que si únicamente lo lees, concluyen los expertos.

Por eso, casi nadie duda de la supervivencia de la escritura a mano.