Juan Carlos Monedero asegura que la Región de Murcia volverá a ocupar la agenda de En la frontera (Público TV), el late night que presenta y que regresa la próxima semana tras las vacaciones. «Espero tener muy pronto a Miguel Maldonado, no para que contribuya con sus comentarios al hundimiento del Murcia C. F. sino para que recuerde al conjunto del país que existe esa hermosa región», comenta en una entrevista por teléfono con La Opinión.

En su programa había prometido que vendría a Murcia.

Lo prometí porque la protesta por la reivindicación del soterramiento de las vías se convirtió en un referente de lucha en una comunidad de la cual sólo obteníamos información vinculada a la corrupción. Era hermoso saber de Murcia porque había una lucha ciudadana justa que convocaba a muchas personas. Lanzaba el mensaje de que, cuando las reivindicaciones son justas, se suma mucha gente capaz de doblarle el brazo al poderoso.

¿Visitará el entorno de las vías de Santiago El Mayor?

Está en mis planes hacerlo. Sería para mí un orgullo poder estar con las personas que han protagonizado esa lucha.

Participará hoy en un foro cultural de Podemos. ¿Con qué asocia culturalmente a la Región?

Murcia es un espacio de mestizaje: ha sido un espacio de encuentro de muchas culturas, de muchas sensibilidades y al final ha construido un espacio propio y diferente con unas cualidades que la identifican como tal. No era sencillo sobrevivir entre la presión catalana y la presión castellana y, sin embargo, Murcia ha mantenido esa mirada propia.

¿Cuál es el estado de salud de la libertad de expresión?

Es francamente preocupante. Se ha encarcelado a gente por delito por opinión, un escándalo en Europa. Hemos visto que se encarcela a raperos y a tuiteros. Además hay una doble vara de medir. Se castiga a gente por hacer una rima, supeditada a una realidad artística y cultural, mientras vemos que hay gente como Jiménez Losantos que puede amenazar de muerte y parece que gozan de impunidad. Es una asignatura pendiente la abolición de la 'ley mordaza'.

¿La cultura y la censura son incompatibles?

En el momento en el que hay censura o, algo peor, que hay autocensura -algo que afecta mucho a los medios de comunicación-, en el momento en que hay miedo y los creadores y los profesionales tienen que estar pensando en que si lo que cantan y escriben molesta a alguien que va a tomar represalias, la creación está amenazada. Es lo que está ocurriendo ahora mismo. Estamos encarcelando a más gente por delitos de opiniones que por otras razones mucho más preocupantes.

¿Qué conclusiones saca cuando escucha a sus colegas de Podemos en la Región?

En Murcia ha habido un problema de las redes clientelares construidas por el Partido Popular y después sostenidas por Ciudadanos. Podemos en la Región ha sido muy crítico con la corrupción, con el Partido Popular y con el apoyo que ha dado Ciudadanos a los gobiernos murcianos. Hemos estado muy atentos porque una de las principales tareas de Podemos es luchar contra la corrupción y sacar de los gobiernos a los corruptos del Partido Popular y a sus socios. Los ciudadanos tienen en Murcia una de sus batallas más significadas.

¿Y cómo puede Podemos ganar esa batalla en una región que gobierna el PP desde 1995?

Muchas veces tenemos que salir de nuestras realidades y fijarnos en cosas que ocurren fuera. Acaba de ganar las elecciones López Obrador en un país gobernado durante casi un siglo por las mismas personas, con una frontera enorme con EE UU y con el norte dominado por el narcotráfico. Sin embargo, el candidato por el que no apostaban los poderosos ha sido el ganador. Ha demostrado coherencia, dignidad y perseverancia. Y creo que la gente de Podemos en Murcia tiene esas tres características. Nadie nos hubiera dicho hace cinco años que Urdangarin iba a estar en la cárcel, que íbamos a poder sacar a Rajoy por dirigir un partido de ladrones y que íbamos a poder revertir con nuestros diputados en el Parlamento medidas que parecían estructurales en el nuevo modelo europeo. Y, sin embargo, todas esas cosas las estamos haciendo. En Podemos no aceptamos la resignación. Estamos demostrando que existe la posibilidad de hacer posible lo imposible.

Hace tres años que ya no está en la dirección de Podemos, ¿echa de menos estar en el partido o se está mejor analizando la política desde fuera?

El autor Zygmunt Bauman ha caracterizado nuestra sociedad actual como líquida: todo está fluyendo. Me considero un político líquido. La tarea que hacía en la dirección la hago fuera de la dirección. Siempre he dicho que es un buen mensaje que se puede hacer política con la misma intensidad teniendo un cargo que sin él. El compromiso político no está vinculado a tener cargo de representación sino a tener conciencia de la necesidad de la política. Y ahí estoy: en el mismo sitio que antes, en la misma pelea.

¿Cómo ve a su partido cuatro años después de su fundación?

Han sido años largos y vertiginosos que nos están llevando a aprender. Nacimos en las calles, llegamos a los Parlamentos y hemos regresado a las calles mientras estábamos en el Parlamento. Hemos entendido que la posibilidad de cambiar nuestro país es una mezcla de esas dos cualidades. Es esencial, por ejemplo, para lograr la equiparación de las pensiones al PIC que tengamos una mayoría parlamentaria, pero esa mayoría nunca se activaría si no hubieran estado los pensionistas en la calle. Es una metáfora perfecta de cómo Podemos quiere hacer política. Podemos es cinco años más adulto y experimentado que cuando nació.