Nuevo rejón a la vista. El futuro y revisado plan hidrológico de la cuenca del Tajo (a partir de diciembre el Gobierno tiene pensado revisar el documento) prevé elevar hasta los 600 hm³, doscientos más que ahora, la ´línea roja´ de agua embalsada en la cabecera del río a partir de la cual se cerrará el trasvase Tajo-Segura.

Esto supondría, en definitiva y en la situación actual, la clausura definitiva del acueducto, debido a la disminución de las lluvias por el cambio climático, y condenará al Levante a consumir al cien por cien agua desalada a 0,60 euros el metro cúbico, porque Europa prohíbe a Madrid que se siga subvencionando el agua desalada.

Además, se pretende elevar el caudal ecológico de los ríos, otra medida letal. Para compensarlo, el Gobierno solo ofrece como medidas alternativas la conexión de la desaladora de Torrevieja con el trasvase en Ojós (Murcia) y la interconexión de todas las plantas, ya que el actual equipo gestor del agua en España rechaza de plano interconectar las cuencas hidrográficas.

De prosperar el nuevo planteamiento (el Gobierno de Castilla-La Mancha presiona a Madrid con esta subida desde 2011), el trasvase de agua desde el Tajo a la cuenca del Segura será prácticamente inviable, porque, viendo la evolución de la reserva de agua en el Tajo en los últimos cinco años, cada día hay menos recursos y casi siempre por debajo de los 600 hm³.

En concreto, si la ´línea roja´ estuviera en los 600 hm³, no habría posibilidad de trasvase durante nueve meses al año, ya que la media del agua embalsada nunca ha superado en los últimos cinco años esa cifra entre julio y marzo.

Pero lo peor, según fuentes conocedoras de la operación, está en el pretendido aumento del caudal ecológico de los ríos. Ahora mismo, éste está en 6 m³ por segundo y en la revisión se plantea elevarlo a 12 m³ por segundo, lo que significaría perder 180 hm³ de agua al año, según señala Ángel Urbina, portavoz de la comisión técnica del agua de la Diputación de Alicante y miembre del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (Scrats).

«Como no reaccionemos vamos a ver a medio plazo cómo el trasvase se cierra para siempre. Y la solución, que quizá puedan aceptar las grandes empresas, no es conectar las desaladoras con el trasvase en Ojós. La solución es conectar los embalses de Algeciras, Pedrera y Crevillente. ¿Cambio climático? De acuerdo, pero desde Carlos III está demostrado que lo ideal son los trasvases, para regular las avenidas y evitar inundaciones y para contar con agua durante la sequía», apunta.

El Sindicato (ayer lo volvió a trasladar en una reunión en Madrid con el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán) sigue esperando que el Gobierno responda al planteamiento que le trasladaron el pasado verano para que se adoptaran medidas con las que se considera que se podría amortiguar e, incluso solucionar, la falta de recursos en la zona hortofrutícola más importante de España en contribución al PIB y que mantiene cien mil empleos.

Tres opciones que, según el sindicato, debieran acometerse a medio plazo. Se necesita un caudal adicional de 205 hm3 al año al margen de los recursos que pueda enviar el trasvase desde Entrepeñas y Buendía (imposible si se elevan reserva y caudal ecológico), un aumento de la producción de agua desalada en las plantas de Torrevieja (Alicante) y Águilas y Valdelentisco (Región de Murcia) y su conexión con el embalse de la Pedrera; la conexión del trasvase con el Júcar-Vinalopó desde Villena y un nuevo trasvase del Ebro, que partiría desde el Canal de Imperial de Aragón (cuenca media) y solo funcionaría siete meses al año, respetando así la temporada de riegos del canal.