La línea de Cartagena a Chinchilla, por la que circulan los trenes Altaria y el flamante híbrido capaz de viajar por las vías del AVE a partir de Albacete, muestra en algunos de sus tramos la erosión causada por el tiempo y la falta de mantenimiento.

Un puente situado entre las pedanías de Minateda y Agramón, pertenecientes al término municipal de Hellín, es uno de los vestigios del abandono que sufre el trazado ferroviario en el trayecto natural entre la Región y Madrid, con grietas abiertas en sus pilares y en el tablero por el que discurre la vía. Los trenes circulan sobre este paso que cruza un camino vecinal a una velocidad muy escasa. Los convoyes deben aflojar la marcha desde los 130 kilómetros para situarse en los 90, lo que obliga a reducir la velocidad hasta 60 kilómetros por hora previamente.

La desaceleración se extiende prácticamente a todo el recorrido entre Cieza y Hellín, dado que la vía debe bordear el pantano de Camarillas y existe el riesgo de se produzcan desprendimientos de piedras o de troncos caídos por la ladera en la que serpentea.

El desvencijado puente situado en la pedanía de Minateda se encuentra dentro del tramo de la vía que quedará fuera de uso con la apertura de la variante de Camarillas, cuya inauguración está prevista para el próximo año.

Por eso, la puesta en marcha del tendido ferroviario de nueva construcción en el límite entre la Región y la provincia de Albacete ahorrará otros veinte kilómetros de viaje en el trayecto entre Cartagena y Madrid, que se sumarán a la media hora ganada con la utilización de los trenes híbridos.

Mientras que las inversiones se concentraban en Alta Velocidad, la línea convencional ha sufrido las consecuencias de los planes incumplidos durante décadas.

Esta redacción trató de recabar la versión de Adif, que no ha llegado a producirse.