La declaración de la renta de 2019 puede resultar un galimatías para la mayor parte de los murcianos sujetos al IRPF. La paradoja es que el Gobierno central subirá varios puntos el IRPF a los 1.590 contribuyentes con rentas más altas en el tramo que controla el Estado, mientras que la Comunidad Autónoma bajará el impuesto en su tramo autonómico a unos 300.000 declarantes, quienes dejarán de ingresar 18,2 millones de euros.

El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) es uno de los tributos más importantes de la tarta fiscal compartida por el Estado con las comunidades autónomas que alimenta el sistema de financiación autonómica, junto con el IVA y el Impuesto de Hidrocarburos, entre otros. La recaudación del IRPF se reparte al 50% entre la Administración central y la autonómica y cada una de ellas puede, a su vez, establecer reformas o bonificaciones sobre la parte del pastel (50%) que tiene asignada. No obstante, la recaudación le corresponde íntegramente al Estado, a través de la Agencia Tributaria dependiente del Ministerio de Hacienda.

Esta regulación es la que permitirá que el próximo año suba el tramo estatal del impuesto para los contribuyentes con ingresos superiores a los 140.000 euros, mientras que en el tramo autonómico empezará a aplicarse una bajada para los murcianos con ingresos más bajos, según anunció el presidente de la Comunidad Autónoma, Fernando López Miras, el pasado mes de agosto. A la rebaja fiscal se sumarán deducciones de cien euros por nacimiento o adopción de cada hijo y bonificaciones para los gastos de guardería, que podrán alcanzar los 1.000 euros anuales. En total, los murcianos pagarán el próximo año 18,2 millones de euros menos en el tramo del impuesto que regula la Comunidad Autónoma.

Al mismo tiempo, el Estado recaudará ocho millones más en el segmento de los contribuyentes con mayores ingresos.