Pocas veces la naturaleza y quienes la habitan nos permiten disfrutar de buenas noticias, sobre todo en casos de especies de la fauna ibérica, que, normalmente, encuentran un hueco en las páginas de los periódicos por estar en peligro de extinción o extinguidas. En este caso, la biodiversidad de la Región de Murcia está de enhorabuena puesto que los últimos datos del programa de seguimiento de una peculiar especie, el buitre leonado, arroja excelentes cifras: la población de parejas reproductoras ha crecido en un 65% en los últimos tres años. Ya son doscientas, y esta temporada han nacido unos 180 pollos.

El buitre leonado ha pasado de estar extinguido a ser un firme habitante de las sierras del Noroeste (Moratalla y Caravaca) y de las pedanías altas de Lorca, una especie que se dio por extinguida en los años 90 como habitante, y no mero ave de paso. Pero desde finales de esa década el buitre regresó y empezó a criar de forma natural, sin necesidad de ningún programa de reintroducción.

«La ventaja es que tenemos cerca la Sierra de Cazorla, donde hay importantes poblaciones de buitres y al desaparecer los factores que provocaron su marcha, han regresado», explica Rubén Vives, de la organización Ecologistas en Acción.

El principal factor que mató o hizo huir a esta especie fue el veneno con el que se rociaba a los animales de granja muertos, con el objetivo de que depredadores como zorros y otros carnívoros que atacan al ganado desaparecieran. «Afortunadamente, esta práctica ha desaparecido», indica Vives, destacando que «ahora la población de buitres goza de buena salud».

Otro ´peligro´ que acecha al buitre son los tendidos eléctricos. La electrocución y la colisión se consideran hoy por hoy como una de sus principales amenazas. La Comunidad Autónoma realiza desde el año 2002 trabajos de identificación e inventariado de apoyos peligrosos causantes de accidentes por electrocución en zonas protegidas y ha promovido y ejecutado diversos proyectos de corrección y desarrollado una normativa propia. Gracias a este trabajo Iberdrola ya ha corregido 8 apoyos que han causado electrocución en las inmediaciones de una explotación ganadera en Casa Nuevas (Lorca).

La Dirección General del Medio Natural, además, tiene en marcha desde 2003 un programa de seguimiento biológico de varias especies de aves rapaces rupícolas y que permite conocer la evolución de la población en la Región, identificar posibles amenazas y definir las actuaciones de gestión.

En el caso del buitre leonado (Gyps fulvus), se lleva a cabo un seguimiento de la ocupación de territorios y control reproductivo, así como un control de las posibles incidencias y molestias con las que se encuentran. Son los agentes medioambientales, con la coordinación de la Unidad Técnica de Fauna Silvestre, los encargados de hacer este trabajo.

De acuerdo a este «exhaustivo seguimiento», la población de parejas reproductoras de buitre leonado ha pasado de 123 parejas en el año 2015 a las 204 censadas este año. En cuanto al número de individuos en las colonias de cría, ha pasado de 375 en el año 2008 a 596 en el presente año, explican fuentes de la Consejería de Medio Ambiente.

«El buen estado de salud de la población de especies necrófagas es un síntoma de la simbiosis perfecta entre la naturaleza y el ser humano», destaca Rubén Vives, quien apunta que al ganadero le viene bien el trabajo de ´limpieza´ de las ovejas o cabras muertas (los únicos animales que pueden llevarse a los muladares) que llevan a cabo los buitres. Y la facilidad de obtener comida lleva a que estas rapaces puedan reproducirse con normalidad: no solo pueden acudir a los muladares sino también alimentarse del ganado que se muera en el campo.

Surcando el cielo Otras tres especies cruzan la Región para comer e incluso pernoctar

Surcando el cielo Otras tres especies cruzan la Región para comer e incluso pernoctarLa Región de Murcia ha conseguido ´atraer´ a cuatro especies de buitre, que no son difíciles de ver surcando el cielo, si bien sólo una de ellas cría en la Comunidad Autónoma: el buitre leonado. Las otras, el buitre negro, el alimoche y el quebrantahuesos, suele cruzar la Región e incluso parar para comer, y se han dado casos en los que se han visto quebrantahuesos ´durmiendo´ en Sierra Espuña.

El alimoche es una especie antaño frecuente en los más variados rincones del territorio español, y ha sufrido como pocas especies un severo retroceso poblacional que, en unas décadas, ha dejado a la rapaz en una peligrosa situación. Este mediano carroñero resulta particularmente sensible al efecto de los venenos ilegales.

El buitre negro es un gigante de casi tres metros de envergadura que conserva en España sus mejores poblaciones de todo el mundo. Se trata de una especie estrictamente forestal que sitúa sus nidos en manchas de bosque mediterráneo y pinares.

El quebrantahuesos, por último, es un ave adaptada a vivir en los más duros ambientes de montaña y está dotada de excelentes aptitudes para el vuelo. Es, además, un especialista en toda regla, ya que se constituye en el último eslabón en el aprovechamiento de las carroñas, de las que consume sobre todo los tendones y huesos, que fragmenta dejándolos caer.