Hace treinta años pocos podrían soñar con que la Región hubiera recorrido el camino que nos ha traído hasta aquí; hasta una de las infraestructuras que abrirán la puerta a nuestro futuro. Era una idea, tan solo una idea. Como lo era viajar a Madrid por autovía. O que todas nuestras comarcas estuvieran comunicadas y que, en cada una de ellas, pudiera ser realidad cualquier proyecto empresarial, generador de empleo y riqueza. La Opinión ha contado cada día ese cambio en la vida de los murcianos.

De nada serviría hablar hoy de infraestructuras si éstas no fueran esenciales para lograr el objetivo más importante: mejorar la vida de las personas. De nada serviría que hoy, en nombre de todos cuantos tenemos la suerte de vivir en la mejor región de España, hubiera entregado al Ministro de Fomento la documentada reivindicación de aquello que seguimos precisando: más y mejores infraestructuras para, sencillamente, seguir haciendo mejor la vida de las personas.

Hoy, cuando La Opinión nos invita a celebrar sus primeros treinta años de vida -un camino nada fácil para un medio de comunicación-, podemos volver la vista atrás y, a través de un recorrido por las páginas del periódico, ver cómo hemos cambiado. Comprobaremos, sin duda, cómo juntos somos más fuertes. Cómo hemos superado juntos algunos obstáculos que parecían insalvables y cómo otros siguen aún encima de la mesa. Hablar de agua, de infraestructuras, de financiación no es una novedad en la agenda política o en las páginas de La Opinión. Y, esto, es algo que tiene que cambiar.

Los casi once mil números de La Opinión son hoy parte de la historia de la Región. Y la historia está para aprender de ella, no para reescribirla, por más que algunos así lo piensen. El pasado es cosa de historiadores, el periodismo es presente, y un Gobierno tiene que mirar siempre hacia el futuro.

Por eso alguien que, como yo, recuerda desde siempre este periódico en los quioscos y en los comentarios; en las tertulias y en la posibilidad de aprender actualidad en sus páginas, aspira a ver cuanto antes publicadas esas otras noticias que llevamos treinta años esperando leer. Como sé que todos los redactores de La Opinión también esperan escribirlas.

Estoy seguro de que José Luis Rodríguez, Ramón Ferrando, Avelino Rubio, Paloma Reverte o José Ángel Cerón habrían estado encantados de llevar a la portada de La Opinión, en los años en que la dirigieron, la solución definitiva a la escasez estructural de agua de la Región. La respuesta solidaria de España a administrar juntos un recurso de todos, sin que nadie cuestione los necesarios trasvases. O la puesta en marcha de un sistema de financiación justo, que no discrimine a los murcianos, que los trate -sencillamente- igual que al resto de los españoles. Ni más, ni menos. Y también la llegada del AVE, ese AVE que hoy podríamos estar viendo ya en pruebas mientras concluye un soterramiento en el que todos creemos y cuyas obras por fin habíamos conseguido. Habrá una portada de La Opinión para ello, estoy seguro. Y mejor cuanto antes.

Como también para la llegada de la Alta Velocidad a Cartagena y Lorca, como la hubo para la llegada de cruceros o para la reconstrucción de Lorca, ejemplo admirado y reconocido por todos. Y espero que sea José Alberto Pardo el que en breve pueda dar paso a esas portadas que los murcianos merecemos leer. Que esperamos leer. Que necesitamos leer.

Celebrar los treinta años de La Opinión, es una oportunidad de mostrar nuestro agradecimiento a todos los que hicieron posible su nacimiento, su consolidación y su papel protagonista en la prensa regional. En 2018 tenemos mucha información. Por eso son cada vez más necesarios aquellos que aportan análisis, rigor y credibilidad. Es más necesario contar con medios como La Opinión, testigo de treinta años de vida de una Región que ha crecido con ellos y que, si nadie lo impide, tiene por delante las mejores páginas de su historia.