Comer y horas después sentir malestar abdominal, que se hinche la barriga y que uno acabe con diarrea en el baño es para muchos casi un ritual diario. Con todos los síntomas o solo alguno de ellos; lo cierto es que cada vez más personas son diagnosticadas con intolerancias alimentarias.

No es una moda, ni es algo que se haya potenciado en los últimos años, simplemente antes no se sabía qué pasaba y los afectados lo sobrellevaban como podían. El jefe de sección de Endocrinología y Nutrición del hospital murciano de La Arrixaca, Juan Madrid, explica que la clave de los últimos años en los que parece haber un «boom» de personas con intolerancias alimentarias radica en que «ahora la gente tiene mucha más información, y, en cuanto nota que una cosa no le sienta bien, piensa que es alérgico o intolerante. Esto hace que el afectado busque enseguida la causa de su problema y acuda un médico especializado». Además, el especialista considera que el hecho de que muchos productos industriales, como las salsas o los siropes, hayan incorporado en sus ingredientes fructosa o sorbitol, para endulzarlos, ha hecho que aumenten los problemas de digestión. Según él, estos productos tienen cantidades ingentes de estos dos agentes que provocan intolerancias, lo que satura el proceso de digestión en las personas que tienen algún tipo de intolerancia.

Madrid comenta que, hoy en día, la prueba más común para detectar una intolerancia es la del test del aliento. Este examen asocia la presencia de gases, como el hidrógeno o el metano, en el aliento de la persona. Esto es debido a que la intolerancia hace que parte del alimento que ingerimos no pase a la sangre y se quede en el intestino. Ahí, acaba fermentando y provocando los síntomas descritos anteriormente.

Según el experto, las intolerancias más comunes están relacionadas con la leche y la fruta. Las tres más frecuentes son las intolerancias a la lactosa, la fructosa y el sorbitol. Las dos últimas están presentes en la fruta. Sobre la primera de esta terna, vinculada a la leche, el doctor explica que esta bebida tiene un azúcar que se llama lactosa, que, a su vez, tiene una cadena de dos eslabones compuesta por glucosa y galactosa.

Entonces, como tiene estos dos eslabones y los agujeros del intestino son muy pequeños, hay un problema que impide que la lactosa pueda pasar del intestino a la sangre. En este caso, el problema reside en que la personas que tienen intolerancia a la lactosa les falta una enzima que hay en el intestino. Esta se llama lactasa y hace como de tijera para romper los dos eslabones que tiene la lactosa, separando así la glucosa de la galactosa,para que pueda llegar la lactosa a la sangre». El 30% de la población tiene intolerancia a la lactosa, señala Madrid, aunque comenta que los grados de intolerancia varían mucho y algunos son muy leves. Además, expone que la leche sin lactosa que compramos en los supermercados ya tiene incluida la enzima, para que la gente pueda tomarla sin tener problemas digestivos.

Respecto a la intolerancia a la fructosa, que es el azúcar de la fruta, el médico de La Arrixaca comenta que la fructosa es un eslabón solo, y, para pasar del intestino a la sangre, necesita de un transportador. En este caso, el 'vehículo' es el GLU 5. Así que las personas que tienen esta intolerancia es porque tienen déficit de este compuesto.

En cuanto al sorbitol, al estar también presente en la fruta, utiliza el mismo transportador que la fructosa. Se trata de un polialcohol, que se usa mucho como edulcorante. Utiliza el mismo transporte que la fructosa, el GLU 5, por lo que el doctor Madrid cuenta que un exceso de ingesta de sorbitol hace que empeore la intolerancia a la fructosa de una persona, al compartir el mismo vehículo para pasar del intestino a la sangre.

En resumen, el doctor Madrid asevera que no existe remedio para poner fin a las intolerancias a la lactosa, la fructosa y el sorbitol. Así que, concluye, que la única forma de evitar tener síntomas como la diarrea, el hinchazón de barriga o las flatulencias es que las personas intolerantes conozcan sus limitaciones, y eviten consumir este tipo de alimentos, al menos, reduzcan la cantidad de productos con altos contenidos en fructosa, sorbitol y lactosa.