Los expertos aseguran que la temperatura ideal para dormir oscila entre los 18 y 21 grados, haciéndose especialmente difícil a partir de los 25ºC.

En las noches tropicales la temperatura más baja no se produce normalmente hasta poco después del amanecer. Este’ insomnio ambiental’ puede ser perjudicial para nuestra salud si es de forma prolongada, por eso es imprescindible seguir una serie de consejos.

  • Una ducha de agua tibia que no esté a menos de 18ºC y que no dure más de 10 minutos
  • Utilizar sábanas de algodón, que ayudan a mantener el cuerpo más fresco y transpirar con mayor facilidad
  • Meter los pies en agua fría, lo que hará que la sangre se enfríe y ‘viaje’ por el organismo refrescándolo
  • Colocar una toalla húmeda como manta
  • Meter una botella de agua congelada en la cama para que ‘robe el calor’ a los durmientes.

Las noches tórridas no dejan de complicar la dificultad de dormir intrínseca al verano, debido a la mayor cantidad de horas de luz que reducen la producción de melatonina, la hormona que provoca el sueño.