De diez a más de ochenta en treinta y dos años. Esa ha sido la evolución del número de noches tropicales en la zona centro de la Región de Murcia, crecimiento continuo impulsado por el cambio climático. Una situación, además, que tiene repercusiones negativas en la salud al impedir conciliar el sueño.

Con temperaturas mínimas superiores a 20ºC, las noches tropicales han llegado para quedarse en la Región, sobre todo en el centro y litoral, y según los datos facilitados por la Agencia Estatal de Meteorología en Murcia, recogidos desde que el Observatorio Meteorológico de Murcia se abrió en la pedanía de Guadalupe en 1985, será muy difícil que la tendencia se modifique.

«La serie recogida representa muy bien el cambio observado», explica el meteorólogo Juan Andrés García, quien añade que los datos son «muy fiables», porque además pertenecen a la principal estación en la Región de Murcia.

Por meses, es agosto en el que generalmente la frecuencia de noches tropicales es mayor (18 días de media en el período 1985-2017), seguida de cerca por julio (14 días de media), y más distantes septiembre (5 días de media) y junio (3 días de media).

«Como anécdota podríamos destacar que aunque este tipo de noches cálidas se producen de forma general durante los meses estivales, (de junio a septiembre) también se han observado en meses como octubre (media de 0.5 días) y mayo (0.15)», apunta García.

Hasta 1980, las noches tórridas en las regiones mediterráneas eran excepcionales, pero en los últimos años se están volviendo más frecuentes.

Ha sido el año 2003 el que destaca por tener el récord en estas noches tropicales, con ochenta y cinco, mientras que en 1985 se apenas superaban la decena.

«2003 fue un verano muy cálido en toda España e incluso en Europa, y se produjeron gran cantidad de temperaturas mínimas altas que se prolongaron durante varios días», recuerda el meteorólogo murciano.

La culpa de esta peculiar situación fue la entrada de una masa tropical muy potente, que, sin embargo, no generó temperaturas máximas récord en los meses estivales, señala García.

Los picos de mayor ascenso se produjeron de un año a otro se produjeron entre 1985 y 1986 (se triplicaron; de 1993 a 1994 (de 40 se pasaron a 65) y de 2002 (año en el que bajaron a 50 tras una evolución al alza dese 1996) al año 2003. En esta ocasión tuvieron lugar 25 noches más.

Hay que esperar a 2014 para encontrar otro ‘diente de sierra’ en la serie estadística al bajar a sesenta noches desde las 82 del año anterior. A partir de entonces, la tendencia alcista ha seguido hasta el último año con datos registrados.

Los expertos indican que cuando el termómetro marca 26ºC y hay un setenta por ciento de humedad, la sensación térmica en el cuerpo humano es de seis grados más.

«Sin aire acondicionado es muy complicado conciliar el sueño con estos valores tan elevados de temperatura y por la humedad», explica Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante.

Juan Andrés García añade que las noches «no se refrigeran» lo suficiente en la costa por la humedad, pese a que las máximas diurna no suban tanto como en las zonas del interior, por lo que los ciudadanos «sufren más; es raro que la mínima baje de 24ºC».

Estas condiciones no se dan en otras zonas de España, donde las noches tórridas suelen ser más bien puntuales o no se prolongan más de tres o cuatro jornadas, casi siempre coincidiendo con olas de calor. Debido al calentamiento del Mediterráneo, al efecto de la Isla de Calor Urbana y al cambio climático (aunque en el caso del litoral mediterráneo aún desconocemos el peso que tiene respecto a estas situaciones), se está produciendo un aumento muy importante en las últimas décadas de las noches tropicales (mínimas de 22ºC o más), y sobre todo, de noches tórridas (25ºC o más), indican los expertos.

El director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante tiene que claro que se viven años de incertidumbre en muchas facetas. También en lo climático. «Percibimos que el clima no es el mismo que hace dos o tres décadas. Y comienza a preocuparnos, porque puede afectar a nuestra economía, a nuestra salud, a nuestro territorio. Hay una serie de indicios, comprobados por datos científicos,

que nos señalan que algo está cambiando», subraya Olcina.

Consejos para poder dormir con altas temperaturas

Los expertos aseguran que la temperatura ideal para dormir oscila entre los 18 y 21 grados, haciéndose especialmente difícil a partir de los 25ºC. En las noches tropicales la temperatura más baja no se produce normalmente hasta poco después del amanecer. Este’ insomnio ambiental’ puede ser perjudicial para nuestra salud si es de forma prolongada, por eso es imprescindible seguir una serie de consejos.

Por ejemplo, una ducha de agua tibia que no esté a menos de 18ºC y que no dure más de 10 minutos; utilizar sábanas de algodón, que ayudan a mantener el cuerpo más fresco y transpirar con mayor facilidad; meter los pies en agua fría, lo que hará que la sangre se enfríe y ‘viaje’ por el organismo refrescándolo; colocar una toalla húmeda como manta; y meter una botella de agua congelada en la cama para que ‘robe el calor’ a los durmientes. Las noches tórridas no dejan de complicar la dificultad de dormir intrínseca al verano, debido a la mayor cantidad de horas de luz que reducen la producción de melatonina, la hormona que provoca el sueño.