La falta de la firma del director general del Agua del Ministerio para la Transición Ecológica -de vacaciones hasta el pasado lunes- mantiene cerrado el trasvase Tajo-Segura durante el mes agosto, que comienza a enfilar ya su recta final y tiene de los nervios a los agricultores de la Región, Alicante y Almería, ya que carecen de agua para regar toda la producción que debe llegar a los mercados el próximo otoño.

Veinte hectómetros cúbicos que siguen embalsados en los pantanos de Entrepeñas y Buendía, y que son clave para, por ejemplo, las comunidades de regantes de la Región, Elche y Orihuela.

Lo surrealista del asunto es que la comisión que debía aprobar el trasvase dio la luz verde el pasado día 9 de agosto, la ministra Teresa Ribera ratificó el envío de 20 hm3; (por ley corresponderían 38 hm3;), y todo quedó a expensas de la firma del director general del Agua, Manuel Menéndez, para que la orden pase a la Confederación del Tajo y ésta abra el grifo.

Mientras, el tiempo corre y Ministerio y agricultores van viendo ya el mes de septiembre, en el que puede volver a haber polémica porque si en Entrepeñas y Buendía hubiera almacenados 631 hm3; el día 1, los regantes tendrían derecho a un nuevo trasvase. Ayer, el complejo de embalses contenía 635 hm3;, a falta de descontar los 20 hm3; que deben salir en los próximos días si al final se firma la orden esta semana.

El Sindicato de Regantes del Acueducto Tajo-Segura -400 millones de euros han pagado en 30 años los agricultores por el agua que llega del Tajo para que se hicieran obras de infraestructura hidráulica en Castilla-La Mancha- sigue esperando, por otro lado, que el Ministerio de Agricultura responda al planteamiento que trasladó el pasado verano para que se adoptaran una serie de medidas con las que se consideran que se podría amortiguar e, incluso solucionar, el problema de la falta de recursos en la zona hortofrutícola más importante de España en contribución al PIB, y que mantiene, además, cien mil empleos.

Entre las medidas destacan tres opciones que, según el Sindicato, debieran acometerse a medio plazo. Se necesita un caudal adicional de 205 hm3 al año al margen de los recursos que pueda enviar el trasvase desde Entrepeñas y Buendía. Y, en cuanto a las medidas, tres son las prioritarias. El aumento de la producción de agua desalada en las plantas de Torrevieja, Águilas y Valdelentisco y su conexión con la comunidades de regantes, el enlace del trasvase con el Júcar-Vinalopó desde Villena, y un nuevo trasvase del Ebro, que partiría desde el Canal de Imperial de Aragón (cuenca media) y solo funcionaría siete meses al año, respetando así la temporada de riegos del canal.

Motor económico

Alicante se juega más de mil millones de euros al año por la facturación de la producción hortofrutícola que depende del trasvase. El agua del Tajo es irrenunciable y no se puede sustituir por la desalada, ocho veces más cara y, según denuncian los regantes, con contenido en boro.

La facturación mensual de las exportaciones oscila entre los 85 y los 90 millones de euros. La UE sigue siendo el principal destino de la exportación de la provincia y de España, con el 82% del total. Productos imposibles sin el agua del Tajo pero que, ya nadie lo duda, también deben sostenerse con agua desalada pero ésta como complemento.

La Confederación Hidrográfica del Segura, debido a que la situación de la cuenca no ha cambiado, ha comenzado la tramitación de la prórroga del Real Decreto de Sequía para el año hidrológico 2018-2019.

El objetivo es que éste pueda seguir vigente a partir del 1 de octubre (el actual decreto caduca el 30 de septiembre), en el caso de que los indicadores de estado de la cuenca sigan confirmando que en esta demarcación hidrográfica se mantiene en sequía, según fuentes del organismo de cuenca.

Por otro lado, en la provincia se ha abierto una nueva polémica con el agua de riego debido a que los agricultores siguen negándose a recibir agua de la desaladora de Torrevieja por su alto contenido en boro, según denunció ayer José Andújar, vicepresidente del Sindicato de Regantes del Acueducto Tajo-Segura. «Nos tuvimos que poner duros y amenazar con ir a la Fiscalía. Ese agua perjudica a los cítricos y a las hortalizas y deben solucionarlo porque, encima, hemos descubierto que el agua desalada se come la cal que hay en las tuberías y que sirve de tapadera para las fugas».

La reserva en España se encuentra al 60,7% de su capacidad total tras perder esta semana un total de 736 hectómetros cúbicos, lo que representa el 1,3% de su capacidad, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica.