No son las primeras especies invasoras que llegan a las costas españolas, pero ha saltado la alarma por su agresividad hacia las especies autóctonas. Se trata del alga Rugulopteryx okamurae, y de la Dyctiota pinnatifida. Ambas pueden terminar llegando a las costas murcianas.

La primera ha 'colonizado' el litoral de Ceuta y del Estrecho (ha sido detectada en Cádiz). De origen asiático, los expertos consideran que ha alcanzado la Península adosada a barcos que han hecho el trayecto desde el Caribe, zona que, a su vez, ya invadió hace años procedente del Pacífico, de donde es originaria.

«La buena noticia es que el problema aún no es nuestro, pero sí debemos plantearnos que está en una zona de transición entre el Atlántico y el Mediterráneo y que con el cambio climático vamos a tener muchas especies de origen tropical invadiendo nuestras costas», explica el catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia, Ángel Pérez Ruzafa.

Además de la colonización directa, procedente del tránsito marítimo, pueden introducirse con la acuicultura, al haber restos de las algas dentro de las especies que se importen para cultivar (ostras, bivalvos, etc).

«Cuando se asientan aquí, las especies autóctonas no están preparadas para combatirlas, y suelen proliferar muy rápido, comiendo terreno a las plantas de nuestros ecosistemas marinos», añade Pérez Ruzafa. Sin embargo, «lo normal es que con el tiempo la misma naturaleza las neutralice y aunque se queden, ya no sea como una plaga».

El biólogo indica que no es la única especie invasora llegada desde otros mares: el alga Dyctiota pinnatifida también ha hecho su aparición por el sur de las costas españolas, en la zona del Estrecho, esta vez procedente del Atlántico. De nuevo el tráfico marítimo hace posible su rápido viaje. «Es de suponer que vendrán más», afirma Pérez Ruzafa.

La clave para frenar estas intrusiones es que los ecosistemas autóctonos estén fuertes. «Es como con el cuerpo humano, si hay una epidemia de gripe y tú estás fuerte es más probable que no te afecte que si estás débil», argumenta.

Por eso, y como medida de precaución, «debemos tener unos ecosistemas sanos y no hacer tonterías en las costas», subraya.

Barrera biogeográfica

El catedrático de Ecología también es un firme defensor de la costa murciana como una barrera biogeográfica que puede frenar estos intrusismos. Y por ello, considera que es un lugar de observación «idóneo» para prevenir la llegada de estas especies invasoras.

Pérez Ruzafa recuerda que antes de la crisis, en 2007, se acordó la puesta en marcha de un Observatorio Oceanográfico Costero de la Región de Murcia (OOCMUR), en la zona de Cabo Tiñoso, «aprovechando la biodiversidad del litoral y la posibilidad del desarrollo tecnológico desde la Universidad Politécnica de Cartagena y la tradición naval».

«Es un sitio estratégico en el que se podría investigar las reservas marinas, los espacios costeros y los fondos abisales», anormalmente situados muy cerca de la costa. Pero no sería un centro de investigación al uso, subraya el catedrático, sino «abierto a todo el mundo», indica, recordando que el proyecto fue suspendido por la crisis económica. «Nos permitiría anticipar los problemas y mantener fuertes nuestros ecosistemas».