Instituciones Penitenciarias ha abierto una investigación para tratar de esclarecer la muerte de un hombre de mediana edad cuyo cadáver era encontrado hoy en su celda de la cárcel de Campos del Río, informaron fuentes cercanas al caso.

Era su compañero el que daba la voz de alarma: avisaba a los funcionarios, por la mañana, de que al hombre "le veía mala cara". Quienes le atendieron sólo pudieron confirmar el deceso. En la celda, además, se encontraron pastillas, indican las mismas fuentes.

El difunto es un murciano que se encontraba en uno de los módulos más conflictivos de la prisión. Y no porque se le acusase de delitos de sangre o especialmente graves (de hecho, estaba cumpliendo condena por delitos menores, robos y similares), sino por su comportamiento dentro de la prisión.

A la cárcel se desplazaron miembros de la Policía Judicial. El cuerpo fue llevado al Instituto de Medicina Legal, para practicarle la autopsia. A falta del informe del forense, los primeros indicios señalan que el hombre murió de una sobredosis de sustancias, combinación de drogas con fármacos que tenía recetados.

Se da la circunstancia de que ayer se hizo el reparto de medicamentos. En el módulo donde estaba este hombre hay unos 140 internos, de los cuales 100 tienen un tratamiento prescrito, explican fuentes próximas, que calculan que sólo ayer se introdujeron más de mil pastillas en esta zona de la prisión.

En febrero de este mismo año un sindicato daba la voz de alarma. Trapicheo de pastillas que da lugar a que algunos sufran intoxicaciones y otros acaben golpeados. Es el problema que los funcionarios de prisiones denuncian que pasa en la cárcel de Campos del Río, la mayor de la Región, aseguraban a LA OPINIÓN desde la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip).

Fuentes de este colectivo volvieron a insistir en que falta personal que se ocupe de esta cuestión en las prisiones.

Hay presos que se ven entonces con tal cantidad de pastillas en su poder que aprovechan para dárselas a otros que las demandan, a cambio de, por ejemplo, tabaco. Otros llegan a tomarse varios medicamentos de golpe, con intenciones de menoscabar su salud. Y otros han llegado a agredir a compañeros para quitarles las codiciadas dosis.