Ya son dos las zonas del Mar Menor que se han convertido en 'santuarios' para dos especies emblemáticas de este espacio y que se hallan en peligro de extinción: las nacras ( Pinna nobilis) y el caballito de mar o Hippocampus.

Uno de ellos está entre las tres islas de la laguna salada y el segundo, y más reciente, en un área en La Manga.

La Dirección General de Medio Ambiente y Mar Menor ha solicitado a la Capitanía Marítima la retirada de las embarcaciones fondeadas, que prohíba el fondeo en esos espacios y el balizamiento de ambas zonas para evitar el acceso de embarcaciones.

El primero de los 'santuarios' fue localizado entre las islas. Este reservorio, compuesto al menos por una quincena de ejemplares de este molusco bivalvo, se localizó a través de una de las inspecciones rutinarias para monitorizar el estado de los fondos del Mar Menor.

El segundo, y más reciente, se ha determinado gracias al aviso de un ciudadano de San Javier. Habitual buceador de la zona, alertó a través de las redes sociales de la existencia de este particular paraíso, no solo para nacras, sino también para el caballito de mar.

Hablaba de una presencia «muy significativa de ambas especies». Y pidió al consejero de Medio Ambiente, Javier Celdrán, que buceara con él para que comprobara la veracidad del hallazgo, a la vez que solicitaba su protección.

El consejero aceptó la invitación y tras constatar la presencia de caballitos y nacras y «la alta vulnerabilidad ecológica» de la zona en cuestión, la Consejería procedió a su protección.

Desde finales de julio y hasta el pasado 8 de agosto, Capitanía Marítima ha estado informando a los propietarios de las embarcaciones que estaban fondeadas en esta zona de la prohibición de hacerlo a partir del día 8.

Evitar daños

Al hallarse el primer reservorio de nacras, la Consejería de Empleo, Universidades, Empresa y Medio Ambiente, aprobó la creación de un fondeadero ecológico.

En concreto, se trata de 86 fondeos ecológicos para estancias temporales de embarcaciones en las inmediaciones de las islas del Mar Menor y que tienen el objetivo de evitar daños en los fondos marinos, tanto a la colonia de nacras como a las praderas de cymodocea nodosa.

Serán para embarcaciones de hasta ocho metros de eslora (43 fondeos); hasta 10 metros de eslora (35 fondeos) y de más de 16 metros de eslora (ocho fondeos).

Además, la Consejería, en ambos casos, va a encargar un estudio en el que se realizarán prospecciones en las zonas, empleando drones submarinos, para evaluar el tamaño y la extensión de las poblaciones de nacras, por extensión, de los caballitos de mar. En el caso del santuario entre las islas, ya lo está poniendo en marcha.

Parásito mortal

El hallazgo de estos dos reservorios de nacras tiene una gran importancia, ya que se trata de una especie que prácticamente ha desaparecido en los últimos años por la acción de un parásito que ha diezmado su población en todo el Mediterráneo.

Este parásito, sin embargo, no parece haber afectado a los ejemplares del Mar Menor, por lo que estas colonias se pueden convertir en un refugio que permita conocer nuevas vías para luchar contra esta amenaza y, en última instancia, iniciar un proyecto de repoblación en otras áreas del Mediterráneo, explican fuentes de la Consejería.

La preocupación por la extinción de la nacra en aguas del Mediterráneo llevó en diciembre pasado al Ministerio de Medio Ambiente, que entonces dirigía Isabel García Tejerina, a destinar 491.521 euros para el rescate de 215 ejemplares, 50 de ellos con destino al Instituto Español de Oceanografía (IEO) de Murcia, donde se está trabajando en su conservación.