El presidente de la Comunidad Autónoma, Fernando López Miras, arengó ayer a las organizaciones empresariales, a los colegios profesionales y a las asociaciones ciudadanas que acudieron al acto del Auditorio a favor del AVE para que se movilicen y reclamen la Alta Velocidad. Ante más de un millar de asistentes, trató de despertar la indignación de los convocados contra la decisión del Gobierno central de aplazar la llegada de la Alta Velocidad hasta que esté acabado el soterramiento, poniendo precio a la espera. El jefe del Ejecutivo regional, al igual que los otros nueve dirigentes empresariales y profesionales que intervinieron en el acto, esgrimió los 300 millones anuales de ingresos que generaría al comercio y el turismo, según un estudio. «¿Y ahora qué vamos a hacer?», preguntaba alguno de los participantes a la salida, temeroso de que la convocatoria no tenga continuidad a partir de hoy.

Nueve representantes de diferentes organizaciones y el alcalde de Murcia, José Ballesta, intervinieron después del presidente para expresar su inquietud y defender que el soterramiento no es incompatible con la línea en superficie que debía entrar en fase de pruebas dentro de 45 días. López Miras consideró que «ha llegado el momento de no resignarse y de decir ´basta ya´ al conformismo y al maltrato a la Región en materia de infraestructuras. Quieren que seamos la última comunidad a la que llegue la Alta Velocidad, como mínimo hasta finales de 2020. Ha llegado el momento de plantarse y hacerse escuchar. Necesitamos una sociedad civil fuerte y movilizada que se ponga en pie, que luche y que lidere este movimiento». Él se mostró dispuesto a hacerse a «un lado» para dejar que sean las organizaciones las que «actúen y lideren» las movilizaciones, convencido de que «es mayor la cifra de murcianos que quieren el AVE ya».

El director del Servicio de Estudios del Colegio de Economistas, Patricio Rosas, presentó las principales conclusiones del estudio realizado por esta institución colegial, que ha calculado en 300 millones los ingresos que aportarían cada año los 180.000 turistas adicionales que el AVE traería a la Región.

La pérdida de ingresos que originaría el aplazamiento de la Alta Velocidad llevaron a uno de los ponentes, el vicepresidente de la patronal de Cartagena Juan Carlos García Ródenas, a proponerle al alcalde que ponga «un marcador» como el que emplean las ciudades que consiguen unos Juegos Olímpicos para llevar la cuenta del perjuicio económico de retraso. «En tres años se perderían 900 millones», indicó.

Por su parte, el presidente de Amusal, Juan Francisco Ballester, reconoció los beneficios que traerá el AVE, pero dejó claro que la demora de la Alta Velocidad no es la única lacra a la que se enfrenta la Región. Ballester advirtió de que el impacto que el desfase motivado por la falta de recursos que aporta la financiación autonómica también causa un gran perjuico, «porque el déficit impide la inversión pública. Aunque ahora nos han dado un riego de socorro de dos décimas (que aumentarán el techo permitido a las comunidades del 0,1% al 0,3% en 2019), nos interesa el cambio en la financiación, el Corredor Mediterráneo y El Gorguel».

El decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Manuel Jódar, que intervino en nombre de los demás colegios profesionales, dejó claro que el AVE estrenado en 1992 entre Madrid y Sevilla es «la infraestructura del presente», mientras que la línea de Cartagena a Chinchilla por Camarillas es de 1865, antes de la Guerra de Cuba». Recordó igualmente que «el diésel tiene los días contados», dando a entender que poco puede esperarse del tren híbrido que ofrece el Gobierno central a partir de 2019 para ir a Madrid por Camarillas en tres horas.

También el alcalde de Murcia defendió la Alta Velocidad como el mejor símbolo de la modernidad «desde Carlos III» y del «regeneracionismo» de finales del siglo XIX. Recordó que él había llegado a condicionar su permanencia en la Alcaldía a la ejecución del soterramiento, que ve materializada en los 700 metros de muro pantalla construidos en paralelo a la estación del Carmen, a pesar de que «cada móvil es un arma, y navegan mejor las soflamas populistas». «Hay vida más allá del vocerío», apuntó Ballesta.

Antonio García, presidente de CECLOR y vicepresidente de la CROEM, lamentó el cierre de la línea de Lorca a Granada en 1986 y dijo que «están jugando con nuestro futuro», cuando «la Murcia del siglo XXI se empieza a visualizar, mientras que Camarillas «queda en el baúl de los malos recuerdos». Por eso nos parece inaceptable la decisión del Gobierno de España.

Por su parte, Jesús Jiménez, el presidente de Hostemur, que representa a uno de los sectores que más se beneficiarán con la llegada de turistas, dijo que los sucesivos retrasos que ha sufrido la llegada del AVE a la Región «son responsabilidad de los gobiernos del PP y del PSOE». Jiménez ofreció algunos datos sorprendentes sobre el impacto que la Alta Velocidad ha tenido en ciudades poco turísticas como Lérida y León y propuso que se ponga en marcha en la Región «sin inauguraciones ni cámaras de televisión», para que lo más importante «no sea el color de la cinta que se va a cortar» en la foto oficial.

El presidente de AJE, Ginés García, abogó por «el soterramiento ya, pero AVE para ayer». El representante de los jóvenes empresarios apuntó que tal vez «tendríamos que haber hecho esto antes».

Carmen Inglés, representante de las Mujeres del Medio Rural, dijo que la Alta Velocidad representa «la igualdad de oportunidades », que se vería cercenada con el retraso.

El presidente de la Cámara de Comercio de Lorca, José Francisco Gómez, apuntó que en la Región hay 126.000 empresas esperando los beneficios que reportará tras décadas de abandono.

Uno de los más aplaudidos fue el presidente de Amefmur, José María Tortosa, quien argumentó que «esto no es de derechas ni de izquierdas», sino «riqueza, creación de empleo y de riqueza para los murcianos».