Formar a docentes en contenidos LGTBI+, introducir la educación en la diversidad en el currículo educativo y actualizar los protocolos de detección del acoso escolar son solo algunas de las medidas que ha defendido durante su primer año al frente de Convivencia Escolar en la federación estudiantil. Hoy José Meroño Carrasco habla con LA OPINIÓN.

¿Qué soluciones deben implantar los centros educativos para reducir el ciberbullying?

Creemos que el principal problema que hay es la falta de información y de formación. No solo entre el profesorado, sino también entre el estudiantado. El alumno es la única persona consciente de lo que está pasando en las redes porque el ciberbullying comienza en estas plataformas, pero termina en las aulas y viceversa. Además, es necesario introducir la educación emocional para que aprendamos a controlar la falta de autoestima y el deseo de venganza. No podemos olvidar que los acosadores también han sido víctimas de acoso escolar, según los últimos estudios. Hay que formar a docentes y aumentar el número de orientadores.

¿Qué pueden hacer las familias para acabar con el acoso?

Hay padres que dan teléfonos a niños de 4 años para tenerlos entretenidos, sin control de lo que ven. Educar y prevenir son las tareas pendientes de los padres.

¿Conoce algún caso reciente de ciberbullying en Murcia?

Hace unos meses nos llegó un caso a Femae de una chica cuyo amigo había difundido un vídeo con contenido sexual entre el resto de compañeros. Para retirarlo, le reclamaba dinero. La fundación ANAR destaca que el 70% de las víctimas son chicas. No olvidemos que la violencia machista e indefensión también afecta a las menores en la red.

¿Qué red social es la elegida por los jóvenes para este tipo de prácticas?

En torno al 81% de los casos se producen en WhatsApp. Luego, Instagram.

¿Qué papel tienen los alumnos espectadores?

El espectador es esencial porque sabe quién es el agredido y quién es el agresor. La mayoría callan, no por estar de acuerdo con el agresor, sino porque no saben qué hacer. Nadie les ha formado sobre cómo actuar ante algo así.

¿Por qué el Observatorio de la Convivencia Escolar no se ha reunido en los últimos 7 años?

Es un reflejo de la poca intención que tiene Educación de tratar estos temas. No le importa la juventud ni lo que pensamos.