«Rocío se mostraba muy agresiva, tenía contestaciones muy malas y siempre se estaba peleando con su hermana. Desde hace unos meses ha cambiado muchísimo, en un principio pensamos que no iba a servir pero, desde que viene a equinoterapia, hasta los profesores del colegio me dan la enhorabuena». Éste es el balance que realiza la madre de una de las participantes que cada semana asiste a las sesiones terapeúticas con caballos que imparte la Asociación Quiero Crecer, dedicada a la salud mental infanto-juvenil. Desde 2015 han ofrecido más de cien sesiones de este programa con animales como complemento a las terapias tradicionales en menores, hijos de víctimas de violencia de género, y menores que directamente han sufrido episodios de violencia intrafamiliar y que en estos momentos se encuentran bajo la tutela de la Comunidad Autónoma de Murcia.

Durante los tres años que la Fundación Trinitario Casanova ha subvencionado este programa de equinoterapia mediante la aportación de 70.000 euros, un total de 65 niños han disfrutado de estas terapias que se imparten en las instalaciones del Centro Ecuestre Centauro Quirón donde los psicólogos ayudan al menor, en sesiones de dos horas de duración, a desarrollar ejercicios de cuidado e higiene del caballo, volteo terapeútico, equitación adaptada y cuidado del prado.

El equipo de psicólogos de Quiero Crecer ha presentado en varias ponencias los fabulosos resultados que la equinoterapia ha generado entre niños y jóvenes de hasta 17 años de edad. Según la directora de la Asociación, Mavi Alcántara, son muchas las mejoras en la conducta del menor maltratado gracias a la gratificación táctil con el animal pero además es palpable la mejora clínica del paciente ya que disminuyen de forma considerable sus niveles de ansiedad y la disforia y se reconduce el miedo y la inseguridad ante situaciones de la vida cotidiana del afectado.

Gracias a este programa, aseguran desde Quiero Crecer que han visto a chavales que incluso proyectan su futuro en torno a este tipo de terapias con animales, pero en general las evaluaciones señalan que son menores que mejoran cualitativamente con su entorno más cercano aspectos como el respeto, la empatía, la automotivación o la positividad.