Nada es tan terrible es el nombre del último libro escrito por el psicólogo Rafael Santandreu. Se trata de un manual de autoterapia en el que el especialista ahonda en distintos aspectos que recorren la mente del ser humano.

Nada es tan terrible, ¿cuál es la filosofía de los más fuertes y felices?Nada es tan terrible

Necesitar muy poco. Yo ya no necesito ser un gran psicólogo ni tener pareja ni siquiera tener salud. Valoro poder estar bajo un árbol disfrutando de estar vivo y poder amar a la naturaleza. Nada más. Lo demás me la trae al pairo.

¿Y no resulta repetitivo tras sus anteriores libros?

Cada libro trae cosas nuevas. En este último, por ejemplo, hablo del dolor. Aunque parezca increíble, se puede ser feliz aún con un dolor crónico muy alto. Se puede aprender a que ocupe solo una parte pequeña de la mente. Esta habilidad es genial con una enfermedad grave o un tratamiento como la quimioterapia.

¿Más continuidad asisten-cial que exigencia editorial entonces?

Quiero aportar, porque yo no tengo ninguna obligación en la vida. Sé que podría ser completamente feliz en el Pirineo con un poco de pan y queso. Sólo hago lo que me gusta. Tener obligaciones es de locos.

Con la escritura de manuales ejercerá menos la psicoterapia con pacientes, su gran pasión, ¿no extraña ese trabajo?

Yo soy feliz de cualquier forma: vendiendo naranjas por la calle también lo sería. Yo podría escoger mi estilo de vida al azar. No tengo por qué ver pacientes para ser feliz. Ni escribir libros. Ni casi nada. Por eso decido con libertad, alegría y juego.

«No construiremos un mundo mejor hasta reconocer la razón del otro», dijo. ¿Cómo se observa el procés desde sus consultas en Barcelona y Madrid?

Tanto Madrid como Barcelona están llenos de locos: gente que cree que esto o lo otro es «intolerable» y «el fin del mundo». Y entonces se ponen tirantes, exigentes y se hacen esclavos de ideas y presuntos bienes. Hasta que el ser humano no aprenda a «renunciar» no será capaz de gozar plenamente de la existencia.

Su receta para este verano, por favor.

Valorar la maravilla de estar vivo: apreciar los colores, el poder caminar, dormir bajo las estrellas, charlar con otras personas fantásticas... Saber que dentro de poco estarás muerto y que éste es el momento de gozar y amar.