Ha mejorado algo, pero la imagen sigue siendo preocupante. La asociación ecologista Anse y el Instituto Español de Oceanografía (IEO) han concluido la cartografía de las praderas sumergidas del Mar Menor correspondiente a 2017, un estudio comparativo con los realizados en 2014 y en 2016 (año de la 'sopa verde' y en el que se perdió el 85% de la vegetación submarina).

Los resultados más destacados indican que el área total ocupada por las praderas de Cymodocea nodosa es de 989,9 hectáreas, es decir, el 13,5% del área que ocupaban en 2014 (7.315 hectáreas). Apenas sobrepasan profundidades superiores a 1 y 2 metros.

Por el contrario, el alga Caulerpa prolífera ha sido capaz de recolonizar los fondos entre 2 y 5 metros de profundidad, lo cual supone la recuperación del 36,4% del área de vegetación submarina perdida entre 2015 y 2016.

Pese a todo, áun queda un 53% del fondo de la laguna «en el que la vegetación sigue ausente».

Ecologistas y científicos explican que casi todo el fondo del Mar Menor se encontraba colonizado total o parcialmente por praderas de Cymodocea nodosa y el alga Caulerpa prolifera, conocida localmente como 'orejilla de liebre' antes de la crisis de eutrofización de sus aguas. «La Cymodocea representaba el 54% de esta superficie de praderas, lo cual contrastaba con los resultados de estudios anteriores que atribuían a este hábitat mucha menor importancia, relegado a zonas someras, e incluso casi desaparecido en la laguna», comentan.

Estos hábitats son de importancia crucial para el ecosistema de la laguna, pues de forma similar a las praderas de Posidonia oceanica en el Mediterráneo, «aportan una serie de servicios y funciones de las que depende incluso el desarrollo socio-económico de la población humana entorno a la laguna».

Un 94% menos de nacras

Por lo que respecta a la población del molusco bivalvo Pinna nobilis (nacra o mejillón gigante del Mediterráneo), especie considerada como amenazada en el Catálogo Nacional de Especies, ha experimentado una mortalidad masiva del 94%. La mayor parte de los ejemplares vivos se encontraron en la isla del Barón.

Este trabajo forma parte del proyecto 'Adaptación de los hábitats del litoral del Sureste de la Península Ibérica ante los efectos del cambio climático', y cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad.