El Consejo Económico y Social (CES) de la Región aprobó este viernes su Memoria del año 2017, que constata un crecimiento económico «firme» en la Comunidad, pero con problemas como el déficit de financiación por habitante que exige una «revisión» del sistema, una brecha salarial que se eleva al 24,7% y una contratación temporal que duplica a la indefinida.

El secretario general de la CROEM, José Rosique, desglosó los aspectos económicos de la Memoria y destacó que la economía regional atraviesa una etapa de «fortalecimiento», favorecida por un entorno económico «propicio», resaltando «la robustez y duración» del crecimiento cuatro años consecutivos, con repuntes del PIB superiores al 3% en los tres últimos ejercicios.

Añadió que la estructura es «más equilibrada» que en la anterior etapa expansiva, cuando la construcción tuvo un protagonismo «desmesurado». Ahora, «casi todas las ramas» contribuyen «con relevancia» exceptuando la actividad financiera y los seguros.

Entre los principales problemas de la economía regional, Rosique lamentó que representa el 82,3% del desarrollo medio de España, lo que el CES achaca a «la reducida productividad». Asimismo, el CES refleja «la difícil» situación de la Hacienda regional, ya que el incremento del 7,3% de los ingresos no financieros se acompaña de un aumento de los gastos de esa misma naturaleza de un 4,5% y se ralentiza la disminución del déficit, aumentando la deuda (casi 9.000 millones en marzo).

Entre las cuestiones no satisfactorias, el secretario general de UGT, Antonio Jiménez, remarcó que la economía «crece», pero no repercute en los trabajadores y el coste salarial mensual ha bajado un 2,1%. También lamentó que los asalariados temporales aumentan un 7,1% en 2017, más del doble que los asalariados fijos (3,2%). Así, en 2017 se formalizaron 68.000 contratos fijos y 966.000 temporales, la mitad de ellos realizados por ETT.

Por su parte, Juan Pérez, presidenta de la asociación de consumidores Thader, analizó la situación de la mujer, que muestra una tasa de empleo 15 puntos inferior a la masculina y una breca salarial del 25%, ya que desempeña actividades «de escasa calidad».