La primavera, algo más fresca de lo que es habitual por estas tierras, va a dejar paso a un verano más caluroso de lo que es normal y de lo que ha sido durante los últimos cuatro años. Al menos eso es lo que explicaron ayer en Madrid desde la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), durante su habitual rueda de prensa estacional, que coincidió con la entrada del verano.

La tendencia generalizada en España será de una estación más fresca que en los últimos cuatro años, pero no en la zona del Mediterráneo, donde, de media, las temperaturas pueden subir entre uno y dos grados.

La portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Ana Casals, explicó ayer que en el conjunto de España «este verano puede ser menos caluroso que los últimos tres años» que fueron de los más cálidos desde que hay registros y tuvieron una temperatura media de 24,7ºC (2017), 24,2ºC (2016) y 24,5ºC (2015), es decir, hasta casi dos grados centígrados más que la media del verano en España en el periodo de referencia, que se sitúa en 23ºC.

Además, adelantó que, «aunque no se descartan», de momento no se observan olas de calor. Si bien, precisó Casals, hay una mayor probabilidad de que en Canarias sea un verano más frío de lo normal.

En cuanto a las precipitaciones, la portavoz comentó que los modelos de predicción estacional no observan ninguna señal climatológica significativa o concluyente, de modo que no se pronunció sobre si lloverá más o menos. De momento, dijo que «la mejor predicción es la climatología».

Roto el ciclo de sequía

Casal calificó de «atípica» la primavera (marzo, abril y mayo) de este año, que comenzó con un calentamiento repentino de la Estratosfera que «ha roto el ciclo de sequía» al producir variaciones climáticas. Como consecuencia de la corriente 'en chorro polar', las borrascas y sus frentes se desplazaron hacia latitudes más bajas. Casals precisó que se formó un tren de borrascas atlánticas que afectaron a la Península.

La portavoz de la Aemet recordó las borrascas intensas y sucesivas de marzo (Enma, Félix, Gisele y Hugo) que afectaron a toda España y que dejaron, solo en la primera quincena del mes, más del doble de las precipitaciones normales en todo el mes de marzo y, al final, ese mes terminó con un 347 por ciento más del valor normal. Esto es, que llovió casi 3,5 veces más de lo habitual.

Por zonas, los meses de marzo, abril y mayo fueron «extremadamente» húmedos o muy húmedos en amplias zonas de la Península, salvo en algunas zonas de la Comunidad Valenciana, Murcia y Canarias, donde fue seca o muy seca.