La jefa de climatología de la Aemet, Roser Botey, explicó por su parte, que el año hidrológico 2016-2017 terminó «muy seco» y que el actual, que comenzó el 1 de octubre de 2017, empezó de la misma manera, con valores al final de noviembre inferiores en un 58% respecto de lo normal.

Sin embargo, el inicio del invierno fue terminando con la falta de lluvias, de modo que febrero, «abundante» en precipitaciones, redujo al final del mes el déficit hasta el 29 por ciento. Marzo, que fue «extremadamente húmedo», acabó con un 8% más de lluvias de lo normal y en abril se alcanzó un superávit del 16 por ciento. A fecha de 17 de junio, las lluvias superan en un 15 por ciento su valor normal.

Estas lluvias han permitido que los embalses de la cabecera de las cuencas del Tajo y del Segura, por ejemplo, almacenen bastante más agua que en septiembre.