La psicóloga y sexóloga murciana Mónica Sánchez apunta que la Viagra «sí se puede conseguir sin receta», algo que da lugar a que la estén consumiendo personas que no la necesitan, y cada vez más jóvenes. Y es que «mucha gente busca una solución rápida», detalla Sánchez, quien deja claro que «si el problema no es físico, la Viagra no hace absolutamente nada».

Sánchez especifica que «hay problemas de erección, físicos, cuando se llega a cierta edad. Entonces sí se necesita la Viagra».

«¿Qué pasa cuando la toma gente joven que no la necesita, porque su sangre circula bien?», se pregunta la sexóloga. «Hasta un infarto», contesta la experta.

Por eso los especialistas recomiendan, a quien quiera tomar la pastilla azul, consultar con el médico que lo receta, pues conoce al paciente y puede prevenir sus efectos en relación con otros medicamentos que pueda estar consumiendo. También es vital que el facultativo evalúe una posible patología cardiaca que no haya sido diagnosticada. Mónica Sánchez ha visto a pacientes «más alterados, más nerviosos, que relatan que el corazón les late más rápido» cuando resulta que están tomando por su cuenta la pastilla, por lo que la sexóloga aconseja que «hay que llevar cuidado» con automedicarse.

La llamada ´pastilla del hombre´ en sí, no puede sobreponerse a la concepción mística de la sexualidad y convertirlo en algo racional. Eso queda claro. Lo único que persigue al final es hacer realidad un antiguo sueño: provocar la erección como si alguien pulsa el botón para encender el televisor. «Claro que la Viagra supuso un antes y un después», sostiene el urólogo Pedro Torrecillas. «Podemos hablar de una revolución sexual que empieza en el hombre porque hasta entonces la disfunción eréctil era algo que se tenía oculto. El hombre, antes, se resignaba y ahora puede volver a ser joven. Al final, sabemos cómo funciona esto. Uno habla con otro, pues mira, oye, a mí me ha funcionado muy bien...», resume Torrecillas lo que ve a diario en su consulta privada. Aunque hasta el momento sólo se ha hablado de una parte, luego está la mujer. Torrecillas asegura que era la otra parte desfavorecida. «Al final, esta pastilla es capaz de devolver la felicidad a dos personas que, hasta entonces, sufrían un problema de manera conjunta», explica. Hasta ahora, la esencia de la sexualidad, de manera más imponente aún el amor, se nutría de las sensaciones. Factores que no se pueden calcular. Ningún hombre es capaz de evocar los síntomas de la estimulación sexual de forma arbitraria. Que el cuerpo es atravesado por un corte, que está compuesto por dos mundos paralelos, eso el hombre lo comprueba en sus propias carnes de una manera muy plástica. Es decir, siempre que a un estímulo sexual reacciona, por llamarlo así, de «manera impotente». Un mundo anhela la erección, el otro la impide. En tanto que el mito del hombre que siempre cumple está rodeado de un aura místico. ¿Cómo es posible que los dos mundos se unan? La Viagra, así se podría resumir, se sobrepone al abismo entre los dos mundos.