La lechuza común, o Tyto alba, ha sido elegida como ave del año por votación popular en la encuesta que cada año promueve la ONG SEO/BirdLife. Hace la número 30 de esta iniciativa.

La misma asociación naturalista la define como «protagonista de escabrosas historias que la relacionan con la muerte y el mundo de las tinieblas». Y quién no piensa en ellas también ligadas a la magia, gracias a la exitosa saga Harry Potter.

De porte estilizado, cara con forma de corazón y vuelo silencioso, es un eficaz depredador de roedores y pequeñas aves, y siente especial predilección por instalarse cerca del hombre: ocupa desvanes, ruinas, iglesias y viejas buhardillas. E incluso se podían ver en las ciudades, donde se establecía en las áreas periféricas. Siempre han preferido nidificar en campanarios, caseríos o granjas.

Se estima que, por término medio, viven unos cuatro años, aunque se conocen casos de ejemplares que han llegado a los 25 años. Y son muy fieles, tanto a sus parejas como a los lugares en los que instalan sus nidos, lo que les convierte en aves sedentarias. Su canto es variado y estridente, perfecto para una película de miedo.

«Ave cosmopolita y de dieta poco especializada, esta rapaz nocturna, antes frecuente, está disminuyendo a causa de las actuaciones humanas», añade SEO, que a nivel general estima un descenso de sus poblaciones en un 13 por ciento, porcentaje que amplía a la mitad en la región mediterránea, en la que se sitúa la comunidad murciana.

Es la destrucción de su hábitat habitual la causa de este descenso, un ecosistema ligado a la huerta y a la agricultura tradicional, especialmente cerealista. Son lugares idóneos para que vivan sus ´víctimas´, explican los ecologistas. Pero la agricultura extensiva e intensiva, y el uso cada vez más de venenos y productos fitosanitarios, están haciendo desaparecer a los pequeños roedores, su fuente de alimentación.

Está catalogada como ´En peligro´ en el Libro Rojo de las aves de España, y también aparece en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas en la categoría ´régimen de protección especial´, que es la de menor grado de amenaza de entre las catalogadas. Estar en esta lista supone que esté prohibido cualquier actuación que persiga darles muerte, capturarlas, perseguirlas o molestarlas, además de destruir sus nidos.

En la Región de Murcia no aparece en el catálogo de fauna protegida, pero se le aplica el estatus nacional por ser legislación básica estatal de general aplicación en todo el Estado.

La Comunidad Autónoma no realiza un seguimiento regular de sus poblaciones, explican desde el Ejecutivo regional, si bien apuntan que se tienen registros de accidentes de esta especie en la Región, recogidos en la Base de Datos de Biodiversidad del área de Biodiversidad de la Oficina de Impulso Socioeconómico del Medio Ambiente (OISMA).

En estos documentos se han registrado once aves afectadas en accidentes en líneas eléctricas, una posible colisión, un posible atropello y otra causa desconocida. El registro más antiguo es de 2005 (03/07/2005) y el más reciente de 2014 (01/07/2014).

Por lo que respecta al Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de El Valle, durante el periodo de 14/08/2010 a 23/05/2018, han ingresado un total de 161 ejemplares de lechuza común, de las cuales 134 estaban vivas. Las causas más numerosas fueron por tener algún tipo de traumatismo o lesión; de capturas de crías que se habían caído de los nidos o que se habían encontrado abandonadas, o por causas «fortuitas». También por enfermedad natural o por atropello.

Desde SEO/Birdlife se pide a los ciudadanos, para evitar que aumente la pérdida de su población, que colaboren para identificar las zonas de cría y nidificación y se lo notifiquen. De esta manera, la ONG podrá conocer mejor su distribución por España y podrá completar el Atlas de las Aves en época reproductora.