El hotel Nelva de la capital murciana acoge hasta hoy el XIX Simposium Funerario, bajo el epígrafe Ética y transparencia: factores clave en la gestión funeraria, en el que se dan cita unas 200 personas de distintos puntos de España, así como procedentes de países como Italia y Holanda.

En el marco de este congreso, la arquitecta Mónica Martínez Vicente impartía ayer la ponencia titulada Vida después de la vida. Arquitectura emocional en la transformación de cementerios.

Momentos antes de su intervención, Martínez Vicente explicó a LA OPINIÓN que en un camposanto es «donde más dolor hay, donde una persona se siente peor», de ahí la necesidad de «mejorar ese proceso de duelo, de despedida, de una manera más tierna, más bonita».

Por este motivo, la experta lleva a cabo «una serie de estudios de cada cementerio», con la vista puesta en hacerlos más amigables. Que inviten a entrar. Por ejemplo, un problema, según la arquitecta, son los muros. «La gente, al ver un cementerio amurallado, ve la ciudad de los muertos», manifiesta el respecto.

La idea de poner en práctica una arquitectura más amable no sólo está enfocada en los cementerios. La ponente apostilla que también pasa en los aeropuertos, donde «la ansiedad se reduciría» si las personas que están a punto de embarcar tuviesen alrededor, por ejemplo, zonas verdes o una cascada de agua.

Volviendo a los camposantos, Martínez Vicente insistió en que «mucha gente no va al cementerio porque no invita a ir». Para cambiar esto, está llevando a cabo «investigaciones en toda España». También en el cementerio de Nuestro Padre Jesús, en Espinardo. El objetivo final, «mejorar la sensación de las personas» que quieren ver la tumba de un ser querido, señaló la arquitecta.

Pensando especialmente en «las nuevas generaciones», Martínez Vicente propone una línea de diseño de lápidas y panteones diferentes. «Se pueden hacer epitafios graciosos», aseguró la arquitecta. En su web (memoory.es) propone uno: 'Pondría wifi gratis en mi lápida, así me aseguro de que irá gente a verme'.

En Molina de Segura hay una lápida (la de la foto que acompaña esta información) en la que, en lugar de la tradicional cruz, la arquitecta apostó por colocar un árbol que descansa sobre una base de césped verde.

La inauguración del congreso contó ayer con la presencia del alcalde de la capital murciana, José Ballesta, que dijo a los presentes que «Murcia es la única ciudad del mundo que tiene en el centro de su bandera un corazón, que simboliza el corazón del Rey Sabio, que se enamoró de Murcia siendo todavía un infante y ordenó que su corazón fuera enterrado en la ciudad que tanto amó».

El regidor valoró «el trato humanista y la cercanía» de los profesionales de este sector, «que da empleo en nuestro país a 11.000 personas, y que está realizando una importante apuesta por la modernización y vanguardia», destacó.

Por su parte, Gonzalo Amorós, organizador del simposio y director de Revista Funeraria, precisó que cada vez más «las empresas funerarias se preparan más para atención al cliente». «Hay psicólogos, café y catering», detalló, que tienen como fin «que la gente, dentro de este momento, no se sienta tan afligida».

Tanatorios también con más luz

En la misma línea de la idea de cementerios sin muros, Amorós precisó que «los tanatorios nuevos se hacen cada vez con más iluminación de luz natural. Porque la luz es vida».

En el sector, «este año se han facturado 1.4000 millones en España», calculó. «En 2017 se superaron las 400.000 defunciones en España. Aunque la vida es más longeva, también somos un país de gente mayor y hay poca natalidad», hizo hincapié.

En cuanto a la Región, «no es de los lugares donde hay más incineración», que sí es puntera es Barcelona, Madrid, Málaga y Sevilla. Lo que más se demanda, flores naturales.

En el marco del simposio, Salzillo Servicios Funerarios ofrece un «paseo artístico» por Murcia para 150 profesionales del sector, indicó la compañía en una nota.

Se prevé que los lleven a la Catedral y al Real Casino. «Durante el recorrido, los visitantes también conocerán las particularidades de otros lugares importantes para la cultura y la historia de la ciudad como el Palacio Episcopal, la Glorieta de España y el edificio que Moneo diseñó a finales del siglo XX».