Si la procesionaria y el perforador de los pinos ponen en peligro las pinadas de la Región, las palmeras han aprendido a vivir con otra plaga que ha hecho mucho daño a los palmerales: el picudo rojo. «Este especie de escarabajo ya ha traspasado la frontera de la costa mediterránea y ha llegado a Aragón, Extremadura y Castilla y León, por lo que el Ministerio la ha declarado como plaga establecida, por lo que ya no se hacen labores de erradicación sino de contención», explica el director general de Agricultura, Ganadería, Pesca y Acuicultura, Francisco José González Zapater.

A partir de ahora se vigilarán los focos y se pondrán en marcha medidas para evitar que el material vegetal infectado 'viaje' a zonas no afectadas. Para ello, será obligatorio un 'pasaporte fitosanitario' y las comunidades autónomas deben controlar los viveros que tengan palmacías (una variedad de esta planta).

Desde 2006, año en el que se detectó el picudo, la Comunidad Autónoma ha arrancado más de 5.000 palmeras, y de ellas más del 90% correspondían a la especie Phoenix canariensis (palmera canaria), a la que más ataca este escarabajo.

Sin embargo, en total, el director general estima que se han eliminado unas 12.000 (la diferencia ha corrido a cargo de los particulares), con un coste medio de entre 200 a 800 euros por cada una. Además, en la red de trampas para el insecto se han capturado más de 130.000 picudos.

«Se han realizado 122.000 aplicaciones fitosanitarias ensayando técnicas totalmente novedosas como las de endoterapia o inyección de insecticidas al tronco, y la limpieza y tratamiento de la yema principal de la palmera de donde salen las hojas hasta lograr encontrar tejidos completamente sanos», explica González Zapater.

El gran problema en el control radica en la dificultad del tratamiento, en su coste (unos 75 euros por palmera y año) y que los mismos deben perdurar en el tiempo. En el caso de que se trate de palmeras aisladas el coste puede llegar a los 350 euros por palmera y año. En estos años, la Comunidad ha invertido más de 9 millones de euros.

«Este alto precio ha motivado que los particulares no hayan realizado los tratamientos preventivos ni hayan destruido las palmeras afectadas de manera adecuada», apunta el director general.

Además, el Ministerio cortó hace tres años los fondos destinados a la inspección y prospección del picudo, dinero que sólo se destina a los palmerales catalogados como históricos (como el de Elche). «Nosotros hemos intentado que el Ministerio declare históricos los palmerales de Abanilla y Fortuna, pero no lo ha aceptado», indica González.

También se ha producido una «picaresca» en cuanto a las técnicas de control efectivas. «Últimamente se está hablando mucho de los tratamientos con drones, método que está prohibido por la UE porque tienen idéntica consideración que un tratamiento con una avioneta o helicóptero, enmarcados todos como tratamientos aéreos», señala el responsable de Sanidad Vegetal de la Consejería.

Actualmente solo hay una zona 'demarcada' afectada, término con el que se define por la UE el área infectada, y que abarca a toda la Región. Las primeras detecciones tuvieron lugar en el Mesón La Paz y en Balsicas,y las zonas en las que más ha tardado en llegar han sido Moratalla y Caravaca.

«Nuestra impresión es que quedan pocas palmeras canarias en la Región y las otras especies, como la autóctona o datilera y la washingtonia, son más resistentes al picudo», afirma González.

La buena noticia: el palmito (abundante en los montes de Cartagena y Portmán) no se ha visto afectado por esta plaga, al menos hasta ahora.