«Mi ex pega y deja de alimentar a mi perro para hacerme daño». Es lo que confesó una mujer cuando fue a entregar a su can a la asociación Ayuda a Mascotas en Riesgo (AMAR). Lo hizo para ponerlo a salvo, ya que, según explicó, el animal era objetivo del hombre, que le golpeaba, explicaron fuentes cercanas al caso.

El perro llegaba a la citada asociación «muy enfermo», y es que «era usado como un juguete para hacer daño a la pareja, sin alimento, siendo maltratado y sin atención de ningún tipo», según destacan quienes lo atendieron.

Hace unas semanas, el animal, de nombre Fénix, encontraba una nueva familia.

Su historia se remonta tiempo atrás. Fénix era la mascota de una pareja y sus dos hijos. Cuando el matrimonio se separa, se decide que la custodia compartida de los menores se lleve a cabo en el mismo piso siempre. De esta manera, eran los progenitores los que, cada quince días, se trasladaban al domicilio, para estar con los niños y con el perro. En los quince días que tocaban al hombre, el animal pasaba el tiempo «encerrado en un trastero, sin agua y sin atención», manifiestan fuentes conocedoras del caso. Cuando la mujer se percata de la situación que vive el perro, toma la dura decisión de separarse de él para protegerlo. Cuando AMAR se hizo cargo de él, lo llevaron inmediatamente al veterinario. El mismo día, tras ser tratado, se fue a casa con Ángel Navarro, responsable de AMAR. «Yo lo he estado tratando en mi casa porque la mujer me lo cedió a mí», explica el hombre.

El perro, en aquel momento, presentaba un estado deplorable. Una «delgadez extrema» y un «abandono impresionante, con las uñas larguísimas», rememora Ángel Navarro. También padecía infecciones. Ahora Fénix está «completamente recuperado», afirma quien le cuidó. Cuando su nueva familia se hizo cargo de él «se le habían curado las heridas». El proceso contra el humano por maltrato (tanto al animal como a su exesposa, por otro lado) sigue adelante.

Fuentes judiciales apuntaron que es tristemente habitual que un hombre haga daño a la mascota de la familia con la intención de hacer sufrir a la persona que es su víctima. «Ocurriría, sin comparar animales o personas, el mismo proceso mental que cuando alguien daña a sus hijos para que lo pase mal su expareja», añadieron.