Cerca 160 médicos se dan cita en Cartagena desde ayer y hasta mañana sábado, para celebrar el XII Congreso Nacional de Sanidad Penitenciaria la Sociedad. Para ello, el auditorio El Batel acogerá a profesionales de distintas especialidades de todo el país, implicados en el ámbito de la Sanidad penitenciaria, con el objetivo de crear un punto de encuentro y de intercambio de experiencias científicas.

Entre los principales debates que se van a mantener está la situación actual de este sistema sanitario en las cárceles y su posible traslado de competencias al ámbito de las Comunidades Autónomas, así como varias conferencias que tratarán las enfermedades infecciosas en las cárceles, como el aumento de casos de hepatitis C o un descenso de los presos con VIH, así como la proliferación de enfermedades mentales entre los reos. En este último punto hace especial hincapié la delegada sindical de CC OO en las prisiones de Murcia, Antonia Martínez, que destaca que el consumo de drogas entre los presos y la combinación de varias sustancias estupefacientes a la vez ha provocado la proliferación de enfermedades mentales en las cárceles murcianas. «Para tratar estos problemas, en las cárceles no tenemos personal adecuado, la asistencia psiquiátrica es muy deficitaria y si le añadimos los horarios y el régimen de funcionamiento de las prisiones, se complica la solución».

De la misma opinión es el presidente de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria, el doctor José Tomás Quiñonero, que subraya que el 70% de los condenados que entran en las cárceles «han tenido o tendrán algún problema mental a lo largo de su vida». Entre estos problemas mentales se sitúan trastornos de la personalidad, adaptativos o bipolaridad, psicosis, esquizofrenia, etc. La solución, señala Quiñonero, pasa por mejorar los reclusos sanitarios, «ya que hay prisiones con 1.200 reclusos que cuentan con dos médicos».

Sin embargo, destaca que aunque el ministerio de Sanidad convoque plazas para cubrir las vacantes en los centros penitenciarios, estas no llegan a cubrirse «por la diferencia de sueldo entre lo que se gana siendo médico especialista en medicina de familia dentro de una cárcel y fuera de ella». Tanto el presidente del SESP como la delegada sindical señalan que en los últimos años han aumentado los casos de hepatitis C en las cárceles, una subida que intentan atajar pidiendo «más medios», pero también destacan que enfermedades como el VIH y la hepatitis B son ya residuales entre los presos, ya que «se ha logrado controlar gracias a los programas de prevención y tratamientos».

El XII Congreso Nacional se inició ayer jueves con un simposio sobre comorbilidades en el paciente con infección VIH, seguido de otras conferencias como la Telemedicina o un taller de patología respiratoria.