En cuatro días (el 23 de octubre de 1940, el 14 y 30 de enero de 1941 y el 15 de marzo del mismo año), el conocido como 'Paredón de España' del cementerio de Paterna (Valencia) se bañó con la sangre de 167 republicanos. Ciento treinta y dos de sus cuerpos (el resto fueron trasladados a otros cementerios) se hacinan desde entonces en la fosa número 128 del cementerio de Paterna (una de las más grandes de España), pues no fue hasta el miércoles cuando comenzó la exhumación de estos represaliados por el franquismo. Un proceso que, prevén, durará al menos tres meses y no será hasta después de un año cuando las familias puedan recuperar los restos óseos de sus familiares.

Entre estas familias se encuentra la de Juan Sola Avellaneda, fusilado por el franquismo el 15 de marzo de 1941, un joven lorquino de 24 años, cuyos restos no fueron localizados en esta fosa hasta marzo de este año, 77 años después de que su cuerpo fuera tirado dentro en la época de la posguerra.

Otro de los murcianos cuyos restos están localizados dentro de la fosa 128 son los de Ángel Frutas Martínez, otro joven de 26 años, concretamente de la pedanía murciana de Beniaján, cuya labor de entonces era la de ser carretero o trajinero. Estos datos han sido facilitado por Miguel Mezquida, responsable de la excavación junto a otros nueve técnico de la Asociación Científica ArqueoAntro, que espera que con la publicación de esta noticia puedan localizar a la familiar del segundo murciano hallado en dicha fosa, ya que hasta ahora no han podido contactar con nadie.

Un trabajo que el arqueólogo fija como objetivo que algún día los crímenes franquistas se puedan juzgar, «porque, a pesar de los intentos, cuando los expedientes de las víctimas llegan a la Justicia española, la respuesta que obtenemos es que 'los casos han prescrito', incumpliendo así con la Ley de Memoria Histórica», indicó Mezquida.

El arqueólogo reconoció que la 128 es la prioridad en las exhumaciones en Paterna (que suma 60 fosas). Un proyecto al que la Diputación de Valencia ha destinado 200.000 euros y en el que restan los cuerpos de hasta diez provincias españolas (Valencia, Alicante, Castelló, Jaén, Murcia, Guipúzcoa, Toledo, Granada, Madrid y Ciudad Real). «Valencia fue uno de los últimos reductos de la República y Paterna el epicentro de la represión», explica.