El Centro de Buceo de la Armada (CBA), ubicado en la Estación Naval de La Algameca (Cartagena), está operativo los 365 días del año para atender cualquier circunstancia que se produzca bajo el mar. Así, los militares que integran este destino se preparan a diario para afrontar tanto situaciones de combate como de reparación de buques en las profundidades marinas. Hasta ahora, los submarinistas se sumergen de forma autónoma hasta 55 metros, pero ya están probando nuevos equipos que les permiten alcanzar los 80 metros. En total, el equipo humano del Centro de Buceo, el único que posee la Armada en todo el territorio español, está formado por unos 80 militares. Entre ellos hay buceadores, químicos, médicos y mecánicos.

Además de los medios humanos, el CBA cuenta con vehículos controlados remotamente que son capaces de llegar donde no pueden ir los humanos. Así, estos artilugios alcanzan un máximo de 900 metros de profundidad. Esta misma semana, en uno de los numerosos ejercicios de adiestramiento que se realizan en La Algameca, los submarinistas utilizaron uno de estos aparatos durante un simulacro en el que tenían que atajar una fuga en el mar de productos químicos procedentes de un barco. Para este ejercicio en concreto, se envió primero al robot para evaluar el alcance y la composición de los productos que habían caído al agua. Los militares llaman al aparato perro, de forma coloquial. Una vez que el perro tomó los datos, uno de los submarinistas procedió a sumergirse en el mar para tapar esta fuga.

Para ello, suelen utilizar parches magnéticos de grandes dimensiones que se adhieren al casco del barco. Al ser un ejercicio en el que existen productos tóxicos, el submarinista que se sumerge lleva un traje seco y un casco especial que le protege de entrar en contacto con esta sustancia. A través del casco, éste tiene contacto por radio con una embarcación nodriza, que, a su vez, puede ver desde la superficie lo que el submarinista está contemplando bajo el mar, gracias a una cámara que tiene en el frontal de su casco. Pero el buceador no es el único que lleva una protección especial, ya que la tripulación del barco también porta consigo equipamientos y máscaras especiales, similares a las de gas, ya que la contaminación en este tipo de situaciones también está presente en el aire que se respira.

Este ejercicio en el que los militares taponaron la fuga de material contaminante de un barco les sirve para estar alerta ante cualquier accidente que se pueda producir en la dársena de Escombreras, situada a pocos minutos del CBA y donde llegan miles de cargueros a lo largo del año. Para cumplir este cometido, los militares tienen todo el material listo para llegar en menos de 24 horas al lugar de la emergencia.