Visitar ese lugar que querrías ver en los últimos momentos de tu vida o cuando tienes una enfermedad que te tiene 'atado' a una cama es un deseo con un valor incalculable. Un deseo que hacen realidad desde Stichting Ambulance Wens (Fundación Ambulancia del Deseo), creada en Holanda por Kees Veldboer, un conductor de ambulancia que con un pequeño gesto ha sacado miles de sonrisas a pacientes desde el año 2006. Veldboer estacionará esta semana su ambulancia en Murcia, donde tiene previsto participar mañana en el I Congreso Internacional de Humanización en Urgencias, Emergencias y Catástrofes que arranca hoy y en el que contará su experiencia para ayudar a humanizar la asistencia.

El pasado mes de marzo la Fundación fue capaz de cumplir 170 últimos deseos. Visitar el mar, asistir a la boda de un familiar, montar en telesférico, acudir a ver una exposición a un museo o a un concierto son algunas de las peticiones de pacientes que han hecho realidad.

Kees Veldboer ha sido invitado a Murcia por los impulsores del proyecto HURGE de Humanización en Urgencias y Emergencias, quienes quieren firmar un convenio para traer la iniciativa de la Ambulancia del Último Deseo a España, concretamente a la Región de Murcia. El doctor José Manuel Salas, médico de la Gerencia de Urgencias y Emergencias del 061 y cofundador de HURGE con Manuel Pardo Ríos, indica a LA OPINIÓN que ya han planteado esta posibilidad al gerente del Servicio Murciano de Salud (SMS), Asensio López, y que de llevarse a cabo tendría que ser a través del 061. Un proyecto que, según explica, «sería un guiño a la humanización en la asistencia y que puede situar a Murcia como referente en estos cuidados».

El germen de la Fundación está en noviembre de 2006 cuando Veldboer estaba trasladando a un paciente terminal de un hospital a otro y le avisaron de que el centro receptor aún no estaba preparado. El paciente no quería volver al hospital en el que había estado los tres meses anteriores, así que el conductor de la ambulancia le preguntó dónde quería ir. El enfermo, un marinero retirado, le preguntó si le podía llevar al canal Vlaardingen para despedirse del puerto de Rotterdam y así lo hizo Kees Veldboer, quien tomó esta experiencia como punto de partida para un proyecto que ya es conocido en todo el mundo.