Aun habiendo cumplido ya setenta años, Adela Cortina sigue imparable, compartiendo su sabiduría con amabilidad y paciencia con aquellos que le preguntan sobre sus estudios y sus obras. Esa sabiduría es la que hizo que fuera elegida como la primera mujer en integrar la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Pero aún le queda mucho por hacer. Ayer participó en Murcia en la XXVI Conferencia de Decanatos de Artes y Humanidades, dondese debatió sobre la situación de la universidad pública en la actualidad y se estudió cómo mejorar la presencia de estudios de artes y humanidades en el futuro.

Usted posee un currículo impresionante: catedrática de Ética, doctora honoris causa por varias universidades? Además es la primera mujer en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas pero, ¿es la única?

En mi Academia somos dos mujeres, la primera fui yo y después ingresó Araceli Mangas, que es especialista en Derecho Internacional y catedrática de Derecho y Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid. Como es obvio, es poquísimo, como ocurre también en las demás Academias. En la de Ciencias Morales y Políticas somos sólo 2 mujeres entre 40 miembros. Aumentar nuestra presencia es necesario, porque hay mujeres espléndidas que deben estar presentes en estas instituciones.

¿Considera que las mujeres están bien integradas en la docencia de las universidades?

Por supuesto que sí, tanto como los varones. Las diferencias de capacidad docente son personales. Puede que tengan más problemas para acceder a puestos directivos, pero como docentes están plenamente integradas en todas las universidades.

En la Universidad de Murcia

El principal obstáculo suele ser el techo de cristal, que sigue existiendo, y una cierta inercia. Pero esto está cambiando, aunque lentamente, y en la Universidad de Valencia ha ganado las elecciones una mujer, Mª Vicenta Mestre, que pertenece a la facultad de Psicología y tomará posesión como primera Rectora de nuestra universidad desde 1499. Es una gran alegría, porque es una mujer excelente. En Murcia también cambiarán las cosas poco a poco.

¿Piensa que escándalos como el del máster de Cristina Cifuentes pueden enturbiar la imagen de la universidad pública? ¿Cómo se podría recuperar?

Nunca los casos puntuales deberían enturbiar la imagen de una institución entera, como es la universitaria. La ciudadanía tiene que ser lúcida y saber discernir en el caso de la universidad y en todos los demás. La universidad no perderá su buena imagen por un único caso aislado.

¿Cómo puede aplicar la ética en su vida diaria la gente de a pie?

Optando por los mejores valores, porque siempre hay que elegir entre la libertad y la esclavitud, la igualdad y la desigualdad, la solidaridad y la insolidaridad, el respeto activo a los diferentes y el desprecio, la compasión y la indiferencia. La clave está en elegir entre unos y otros en el día a día y no olvidar jamás a los más desfavorecidos. Esa es la clave para ser una persona ética mientras realizas tu vida normal.

¿Considera que los alumnos universitarios y de institutos se encuentran interesados en la ética y la filosofía en general? ¿De qué manera piensa que se podría impulsar el interés de los jóvenes en la filosofía?

Claro que están interesados, pero hay que preguntarles. El bien y el mal, lo verdadero o lo falso, lo justo o lo injusto afectan a su vida cotidiana. Si se les pregunta, es obvio cómo se ven dispuestos a hablar sobre ello. Y para impulsar la filosofía y la ética habrían de introducirse en los estudios obligatorios, como la ESO, y en las diversas carreras universitarias.