La directora de orquesta que hoy será distinguida como ´Murciana del Año 2018´ fue considerada en 2009 una de los jóvenes talentos europeos, reconocimiento que otorga el Comité Europeo de las Regiones. Desde que dejó Viena ha dirigido orquestas en toda Europa y EE UU, así como en España.

P ¿Cree usted que en Murcia se sabe apreciar la música?

R Estamos en ello. Me siento muy satisfecha del trabajo que hacemos entre todos, porque hemos subido el número de abonados a los conciertos y el número de asistentes. Todavía queda camino por recorrer, pero pienso que la gente cada vez quiere más a su orquesta y viene más a los conciertos. Lo demás casi depende de nosotros y de las instituciones. No lo digo yo, lo dicen directores que danzan por todo el mundo y cuando vienen una semana a trabajar con esta orquesta se quedan sorprendidos del nivel que hay.

P ¿Se sienten respaldados por la Comunidad?

R Nos sentimos muy apoyados por la Consejería y por la Comunidad Autónoma, pero, como digo, es un largo camino.

P Ustedes también sufrieron los recortes en los años más duros.

R Sí. Cada vez que me acuerdo de mi primera temporada me emociono, porque había que ver a los músicos tocar con las ganas con las que tocaban y cobrando lo que cobraban. No tengo palabras. La orquesta la hemos salvado entre todos, porque el trabajo fue de todos y cada uno de los músicos y de la gente de la oficina, que estuvimos al pie del cañón, luchando, dando lo mejor y dejándonos el alma en cada concierto. Fue emocionante, aunque triste. Al final salimos y hoy contamos con una orquesta sólida, que hay que seguir apoyando porque es la orquesta de todos los murcianos.

P ¿Qué propone para que la Región se enganche a la música?

R Está demostrado científicamente que la música clásica desarrolla la sensibilidad de las personas. Por eso, soy muy constante en la reivindicación de las horas de Música en los colegios. Cada vez hay menos, cuando creo que debería ser al revés. La música y el arte en general hacen mejores a las personas. Y si queremos una sociedad culta y sensible, tenemos que ir por el camino opuesto, apostando desde bien pequeños. No podemos pretender que en una región o un país que no tienen la tradición musical de Centroeuropa la gente se acerque a un concierto porque sí, y que un niño de 15 años prefiera la Quinta de Beethoven al grupo de rock de moda. Eso es imposible.

P ¿Qué habría que hacer?

R Hay que empezar desde abajo. La Orquesta Sinfónica hace una labor educativa brutal. Por el Auditorio pasan alrededor de 12.000 niños todos los años, a los que ofrecemos conciertos escolares. Si para ellos es su primer acercamiento a la música clásica,bienvenidos sean estos conciertos escolares o los conciertos en familia para acercar la música clásica a todas las edades. También estamos haciendo conciertos con grupos como Second o Maldita Nerea. La música clásica no es algo elitista, y por eso tratamos de acercarla a todo el mundo para que la gente sienta el placer de escucharla en directo y sienta que la orquesta es suya, que la tiene que querer, porque es un deber de todos los murcianos

¿Por qué quiso ser directora de orquesta?

Desde muy pequeña la música ha formado parte de mi vida. No ha sido algo que yo haya aprendido desde mayor, sino algo que ha formado parte de mi vida y de mi familia. En casa tenía un órgano y tocaba con mi padre las canciones de Los Beatles. Siendo muy pequeña me metí al coro que dirigía mi tía Pilar y me empezó a llamar la atención ese lenguaje de las manos, que permite decir muchas cosas sin utilizar el lenguaje hablado. Estuve desde los cuatro años hasta los 13, cuando me hice cargo de la dirección de estos niños que ya habían crecido y de los coros infantiles de los que entraban. En esos siete años que pasaron antes de irme a Viena, me di cuenta de que lo mío era la dirección.

¿Hay que ser mandona para dirigir una orquesta o la música en sí misma ya impone la autoridad?

No tiene nada que ver con mandar o no mandar. Tiene que haber una persona frente a 60, y esa autoridad permite que haya un respeto en ambas direcciones, el tuyo hacia los músicos y el de lo músicos hacia ti. Cuando se da eso no hace falta ni siquiera mandar, si todo el mundo tiene clara su posición en la pirámide, todo es muy fácil. Habiendo respeto no hace falta enfadarse ni mandar más de la cuenta, simplemente, tener uno claro lo que uno quiere hacer, no hace falta nada más.

¿Es más difícil para una mujer dirigir una orquesta o da igual ser mujer o ser hombre?

Afortunadamente, no he sufrido diferencias. Es verdad que a veces puedes notar algún recelo, pero precisamente de mujeres, no de hombres. He sentido muy poco el machismo, pero las veces que me lo he encontrado ha sido en mujeres. Sin embargo, estas ocasiones se pueden contar con menos de los dedos de una mano. Ha sido casi anecdótico, nunca algo que pudiera paralizar mi andadura. Yo me he sentido mimada en Viena, me han cuidado mis compañeros y mis profesores. Todo el mundo me ha tratado muy bien y no he sentido que lo tuviera más difícil que un chico; si he sentido que lo tenía más difícil por ser joven, no por ser mujer. De hecho, cuando llego al auditorio de Valencia o de Oviedo, me siento como si llegara a mi casa.

P ¿Cuál es el sueño que le gustaría cumplir?

R Yo soy poco ambiciosa. Como disfruto mi trabajo cada día, no me importa qué orquesta sea ni el sitio dónde esté. Si me preguntan si me gustaría dirigir el Concierto de Año Nuevo o la Filarmónica de Viena, por supuesto; en Viena he cantado en el coro y tenido la oportunidad de interpretar repertorios sinfónicos con los mejores directores del mundo. También me gustaría dirigir en Berlín, pero disfruto tanto de mi trabajo cada día con la Orquesta de Jóvenes y la Sinfónica, me llena tanto que no aspiro a nada más.