La alerta sanitaria sobre los efectos que el medicamento Depakine tiene sobre el feto cuando lo toma una mujer embarazada ha puesto sobre aviso a cientos de pacientes en la Región de Murcia y miles en España que se han estado medicando con él sin saber las secuelas que podía tener en sus futuros hijos. Una de ellas es M. G., quien ha querido contar su caso a LA OPINIÓN sin desvelar su identidad para denunciar una situación en la que se pueden ver reflejadas otras muchas mujeres.

«El médico me mandó este fármaco siendo muy joven al diagnosticarme trastorno bipolar, por lo que lo he estado tomando durante más de 20 años, hasta que decidí dejar el tratamiento hace dos», indica. Durante este tiempo tuvo a sus dos hijos, embarazos durante los que no dejó de tomar Depakine. «No se conocían los efectos que dicen ahora que tiene, aunque sí que recuerdo que le dije a mi doctor que quería interrumpirlo porque si el fármaco tenía efectos sobre mi sistema nervioso central también lo podía tener sobre el del bebé», cuenta esta afectada.

Según indica, el médico se opuso. «Me dijo que no me preocupara, que estuviera tranquila, que era peor para el niño que yo tuviera una crisis por la enfermedad que el propio medicamento», cuenta. M. G. explica que «en ningún momento me dijeron que el Depakine pudiera provocar lesiones a mis hijos ni que tuviera efectos negativos en el embarazo, por lo que al enterarme de todo lo que está sucediendo en otros países, como Francia y Reino Unido, no podía dar crédito».

«En ese momento empecé a atar cabos y tuve claro que ésta puede ser la causa de los trastornos cognitivos que tienen mis dos hijos, de 15 y 13 años. No entiendo por qué si ellos nacieron en 2003 y 2004, cuando ya había estudios sobre este medicamento, aún se permitía que se administrara», detalla a esta Redacción. Esta paciente dice que leyó el primer artículo sobre la alerta sanitaria del Depakine el pasado domingo y «me quedé bloqueada pensando que lo he tomado durante más de dos décadas y siempre bajo mi responsabilidad». Desde entonces no para de moverse para buscar a otras pacientes que también se puedan sumar a la iniciativa de la Plataforma de Afectadas.

«No busco una indemnización, pero sí que dé la cara el responsable y se tomen medidas porque alguien se ha estado beneficiando de esta situación. Siempre hay intereses económicos detrás de estos casos y quien lo paga es el paciente», afirma M.G., a quien le gustaría que sus hijos fueran diagnosticados en la Unidad de la Arrixaca.