Los vertidos de nitratos procedentes de la producción agraria son una de las causas por las que se ha producido la degradación de la laguna salada del Mar Menor. Pero no son ni mucho menos el único motivo del deterioro. Así lo asegura el investigador de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) José Matías Peñas, quien en la tarde de ayer ofreció una charla en la Facultad de Letras de la Universidad de Murcia, dentro de un acto organizado por la plataforma Pacto por el Mar Menor y en el que también intervino Gonzalo González Barberá, del CSIC-Cebas.

José Matías Peñas ofreció la conferencia ´Las arterias pesadas del Mar Menor´, en la que recordó que a la laguna salada no solo entran los nitratos procedentes de la agricultura, sino también toneladas de metales pesados procedentes de la Sierra Minera. «Hemos sido conscientes del problema del Mar Menor porque se ha producido la sopa verde, porque lo hemos visto con nuestros ojos. Pero lo más grave es lo que no vemos, como los metales contaminantes (plomo, zinc, arsénico, manganeso) que le llegan a través de las ramblas, como la de Llano del Beal, y por la propia erosión eólica. Es decir, que cada vez que llueve o sopla el viento, el Mar Menor está recibiendo metales contaminantes», asegura el científico, quien fue el autor de varios informes que han detectado la presencia de altos niveles de plomo y arsénico en centros educativos como el colegio de Llano del Beal y el instituto Sierra Minera de La Unión, con el consiguiente riesgo para la salud de los alumnos.

El investigador llama la atención asimismo, en lo que se refiere a la producción agraria, de que no solo hay que centrarse en la nitrificación, sino también en otros productos como herbicidas y pesticidas, que si bien no influyen tanto en la sopa verde, sí tienen componentes químicos que son muy peligrosos para la calidad de las aguas y la vida marina del Mar Menor.

«Le veo un futuro muy negro», señala José Matías Peñas sobre el Mar Menor, resaltando que en los últimos trabajos que ha realizado ha encontrado una bacteria que altera los residuos de la minería y que produce nitratos. «Tenemos, por tanto, un segundo foco de producción de nitratos, que es la propia minería».

Y es que, pese a lo que se pueda pensar, la minería no ha desaparecido de la Sierra Minera. «Solo ha habido una suspensión de las actividades. Pero los propietarios de los terrenos deben seguir actuando contra la contaminación, y la Administración pública debe obligarles. No tiene sentido que nos gastemos dinero público en acondicionar la rambla del Beal si en la cabecera de la misma sigue habiendo residuos. Podemos gastarnos lo que queramos, pero si no se soluciona el problema de la minería, va a a haber una contaminación permanente», denuncia este investigador, para quien la última esperanza está en la investigación judicial que se ha llevando a cabo en los juzgados de la Región, tras la denuncia presentada por la Fiscalía por la situación del Mar Menor.