¿Es el azúcar el veneno del siglo XXI? Las autoridades y los expertos en nutrición han iniciado una cruzada contra este dulce elemento que los árabes introdujeron en España en la Edad Media.

Cada vez, la sociedad está tomando más conciencia sobre qué cosas come y cómo han sido elaboradas, incluso se ha acrecentado el interés por saber a qué sufrimiento están sometidos los animales que comemos. Pero, ¿sabemos realmente la enorme cantidad de azúcar que ingerimos cuando tomamos una galleta, un yogur, un refresco o unas tostadas?

Para arrojar luz sobre esto, el fotógrafo madrileño Antonio R. Estrada ha iniciado un proyecto artístico en las redes, denominado Sinazucar.org, en el que fotografía productos cotidianos de nuestra alimentación junto a los terrones de azúcar que contiene cada uno, con el fin de mostrar la cantidad de azúcar libre que tienen en su composición muchos de los alimentos que consumimos habitualmente.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera azúcares libres a los azúcares añadidos (refinados o sin refinar) que los fabricantes, cocineros o consumidores añaden a los alimentos, así como a los azúcares presentes de forma natural en la miel, los jarabes y los zumos de fruta. Como explican en Sinazucar.org, tanto para los adultos como para los niños, el consumo de azúcares libres se debería reducir a menos del 10% de la ingesta calórica total. Una reducción por debajo del 5% de la ingesta calórica global produciría beneficios adicionales para la salud. Por ejemplo, un adulto que consuma 2.000 calorías al día debería reducir a menos de 25 gramos el consumo de azúcares libres, lo que equivale, aproximadamente, a menos de 6 terrones de 4 gramos. Por ejemplo, un yogur natural con mermelada de fresas, de los de cristal que se pueden ver en el lineal del supermercado, supera ya el límite diario, al tener 26 gramos de azúcar, el equivalente a 6,5 terrones. Aunque, lo normal es que un yogur natural lleve unos 5 ó 10 gramos de azúcar propio de la leche, que no añadido.

Esto demuestra que lo que encontramos hoy en día en las estanterías de supermercados, en máquinas de ´vending´ o incluso en restaurantes o panaderías hace que sea casi misión imposible cumplir con las directrices que marca la OMS, lo cual puede comprometer la salud.

Los ejemplos que podemos encontrar en Sinazucar.org muestran que ocho galletas tipo María o 6 piezas de sushi contienen ya 12 gramos de azúcar, el equivalente a tres terrones; o que una lata de refresco tiene casi 9 terrones, unos 35 gramos de azúcar; o que un chocolate a la taza contiene 43 gramos de azúcar, casi 11 terrones. Y es que, aunque no lo parezca, el azúcar aparece en cualquier cosa que comemos. Por ejemplo, dos tostadas de pan de molde contienen 6 gramos de azúcar, un terrón y medio. Así que el azúcar se ha colado hasta en el sándwich mixto.

Sanidad pone límites

Sanidad pone límitesPara luchar contra esto, el Ministerio de Sanidad ha aprobado recientemente un plan de colaboración para la mejora de los alimentos y bebidas, por el que, en los próximos tres años, más de 3.500 productos de la cesta de la compra estarán obligados a reducir en un 10% el contenido de sal, azúcar y grasas saturadas. «El objetivo es promocionar la salud, prevenir enfermedades como el cáncer, las cardiopatías, la diabetes y, especialmente, las derivadas de la obesidad. Esto marca un antes y un después en España porque mejora la composición de los alimentos y bebidas. Por ejemplo, el de los azúcares añadidos de los cereales que nuestros hijos pueden desayunar, el 10% en la sal que contienen los platos preparados que muchos ciudadanos comen cada día y un 5% en las grasas saturadas incluidas en productos como la bollería o la pastelería», destacó esta semana en el Congreso la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat. En concreto, se va a reducir un 10% los azúcares añadidos de los productos lácteos, derivados cárnicos, néctares de fruta, salsas, bebidas refrescantes, cereales de desayuno infantil y chocolateados; un 18% de la mayonesa; y un 5% de la bollería y pastelería, galletas, helados infantiles a base de agua, pan especial envasada y salsa fina tipo kétchup.