El Mar Menor está mejor que en las mismas fechas del año pasado, gracias a que la meteorología se ha 'portado' y ha librado a la laguna de los aportes procedentes de las lluvias torrenciales que llegaron tras el temporal que afectó al Campo de Cartagena en diciembre de 2016. Sin embargo, aún no se pueden lanzar las campanas al vuelo, puesto que su situación «sigue siendo crítica y sensible» y cualquier cosa que se haga mal puede suponer un empeoramiento de su estado.

Así lo explicó ayer el catedrático de Ecología y portavoz del Comité Científico del Mar Menor, Ángel Pérez Ruzafa, quien participó en la reunión con el Comité de participación social del Mar Menor.

En declaraciones a esta Redacción, el experto comentó que la laguna «está respondiendo como el año pasado, pero con la ventaja de que no hemos tenido esas lluvias torrenciales que pueden paralizar su recuperación; de ahí que la cantidad de nutrientes y fósforo sean bajas y que las aguas estén más transparentes».

En la actualidad, la transparencia llega a dos metros de profundidad y si no hay cambios drásticos «llegará más fuerte al verano». De hecho, durante junio y julio la turbidez no se produjo hasta los 4 metros, si bien en agosto, por las altas temperaturas y los nutrientes de las escorrentías del litoral, la situación empeoró.

«Aunque seguro que las temperaturas subirán por el cambio climático, esperamos que esta vez no ocurra, ya que la salinidad del agua es mayor», dijo. Eso sí, se deben controlar los vertidos y que la entrada de aportes por el nivel freático sean menores.

Ruzafa consideró imprescindible que se lleve a cabo una gestión de las aguas de drenaje hacia la laguna «integrada», en la que todas las administraciones competentes se ponga de acuerdo.