Sam y Ana llegaron a España hace 20 años y, tras varios instalados en Andalucía, decidieron trasladarse a Murcia en busca de «nuevas experiencias para buscar una vida mejor». Dominan el español casi a la perfección y, actualmente, son los propietarios de un restaurante de comida china en Murcia. Ambos consideran que, tanto ellos como sus tres hijas, nacidas en Murcia, están totalmente integrados en la sociedad.

¿Por qué decidieron venir a España?

En China teníamos trabajo, pero sentíamos la necesidad de buscar nuevas experiencias, de avanzar. Pienso que uno tiene que progresar y para eso no siempre es bueno quedarte en tu zona de confort. Hay que salir, recoger ideas de otras culturas, quedarte con las buenas y aprovecharlas para crecer.

¿Qué dificultades encontraron al llegar?

El idioma es la principal barrera. Personalmente, he ido a muy pocas clases, prefería coger un libro por la noche, aprender varias palabras y utilizarlas a la mañana siguiente en la calle cuando me cruzaba con gente. No todo el mundo llega a España con la misma predisposición, algunos prefieren aprender lo básico y no relacionarse, pero eso los va a limitar a la hora de progresar también laboralmente, si han venido a España a eso. Por otro lado, ahora soy jefe, pero cuando llegamos yo era un simple empleado y muchas veces me encontré con gente racista y sin educación.

La imagen de la comunidad china poco integrada es muy habitual. ¿De qué creéis que depende?

Es una imagen muy extendida, en muchos casos cierta, pero en otros como el nuestro no. Nuestras tres hijas saben español perfectamente y una de ellas va a un colegio católico porque, aunque no es nuestra religión, consideramos que, si ella quería, aprender esta parte cultural de España puede beneficiarle. En cuanto a los casos de no integración, en ocasiones vienen dados porque son personas sin muchos estudios que tienen dificultades para aprender el idioma, o incluso que tienen miedo por estar desinformados y creen que relacionándose con gente de aquí puede llegar a tener problemas, en ocasiones por miedo al racismo. Así es como se forman los guetos. La sociedad china, en general, es muy respetuosa y reservada, por lo que puede dar la impresión de que no somos muy accesibles ni sociables, pero una vez rota la primera barrera, los chinos somos muy simpáticos y tolerantes.

¿Con qué prejuicios se han encontrado?

Con que somos muy reservados y asociales. También hemos aguantado chistes relacionados con nuestra gastronomía, si cocinamos gatos y perros.

¿Piensan regresar a China?

Nosotros no, aunque nunca se sabe. Mucha gente que llega de China para trabajar en España sí viene con la intención de volver, pero, de toda esa mayoría que quiere regresar, no todos lo hacen. Unos porque, después de tantos años fuera, serían desconocidos en su propia tierra; otros porque han hecho sus vidas y sus familias en España y no van a dejar a sus hijos en Murcia, por ejemplo, para irse solos a China.