La comunidad china crece de forma silenciosa e imparable en la Región. Se encuentra entre las diez minorías más numerosas, concretamente en la novena posición. La población extranjera en la comunidad se elevó el año pasado a 198.265 personas censadas, mientras que una década antes, en 2007, la cifra era de 201.700, lo cual refleja el descenso de población inmigrante. Sin embargo, el chino es junto con el colectivo marroquí y búlgaro el único que ha aumentado durante los años de la crisis.

La población china al inicio de la crisis, en 2007, ascendía a 2.069 personas, mientras que los últimos datos del INE, correspondientes al año pasado, elevan esta cifra hasta las 4.114. Del total de la población extranjera, la china suponía en 2007 el 1,02%, mientras que a comienzos del año pasado había doblado este tanto por ciento hasta llegar al 2,07%.

Los municipios de la Región donde más chinos residen son Murcia (1.796), concentrados en el Barrio del Carmen y Vistalegre, Cartagena (554), Molina de Segura (283), Lorca (142) y Alcantarilla (131). De hecho, los únicos municipios de la Región donde no hay ciudadanos nacidos en este país asiático son Ulea, Ojós, Aledo y Albudeite.

La comunidad más numerosa en la Región es la procedente de Marruecos, que en 2017 ascendía a 78.785 habitantes, seguida por la de Ecuador (23.248), Reino Unido (13.236), Rumanía (12.402), Bolivia (9.540), Ucrania (7.331), Bulgaria (5.814) y Colombia (4.159).

Una minoría silenciosa

La comunidad china ha sido considerada, tradicionalmente, como un colectivo muy reservado con dificultades para la integración, de ahí que muchos de los ciudadanos nacidos en este país con décadas de residencia en Murcia sigan teniendo complicaciones a la hora de comunicarse en castellano.

Sin embargo, cada vez son más, aunque el número no es muy elevado, los que procuran aprender el idioma e integrarse como el resto. Desde la Escuela Oficial de Idiomas explican que tan solo hay 10 alumnos chinos matriculados este año en Español, de los cuales 9 están en el primer curso de Nivel Básico y uno se encuentra en el segundo curso. «No hay ninguno en niveles más altos, como el B1 y el B2», explica Ana Simón, jefa de estudios de Español en la EOI de Murcia.

Por sexos, la distribución de alumnos es muy similar, ya que hay seis varones y cuatro mujeres, de los que uno es menor de edad, dos aún no han cumplido veinte años, cuatro se encuentran en la franja de los 20-30 años, tres, en la de 30-40 años y una mujer tiene 65.

En palabra de Simón, «es poco habitual que los chinos completen el curso, que aprueben y continúen los estudios. Hay algún caso, pero si surge un nuevo trabajo o se trasladan, abandonan. Los que han llegado a cursos más altos suelen ser universitarios que hacen el doctorado».

Negocios de estética, así como de cuidado de manos y pies, peluquerías y bares se han ido sumando en los últimos años a las fábricas de calzado, comercios de ropa y bazares que continúan siendo regentados por personas de nacionalidad china.

Hasta hace unos años la regla al entrar a un bazar era encontrar allí trabajando exclusivamente a personas asiáticas. Sin embargo, cada vez viene siendo más habitual hallar negocios dirigidos por chinos en los que hay empleados de nacionalidad española.

José, como se hace llamar en España, llegó a Murcia hace 15 años y domina el idioma a la perfección. Es el dueño de uno de estos bazares en los que hay empleados españoles, «que cumplen el horario y se les paga cuando toca». Reconoce que el castellano le ha costado «bastante. Me supuso mucho esfuerzo, pero mi mujer, que llegó a España con 4 años, y mi hijo lo hablan casi mejor que el chino».

Al contrario de lo que se pueda creer, José siente que la integración, en su caso, ha sido muy buena. «Me siento uno más. Hay diferencias culturales, pero hago una vida totalmente de aquí», explica.

Además, confiesa que no tiene intención de regresar a China. «Aquí tengo un negocio que va bien, mi hijo es español y estamos muy cómodos tanto en el trabajo como en casa, porque nuestros vecinos son muy amables».

El clima, las condiciones laborales en su país de origen y la oportunidad que han sabido ver en el mercado español los inmigrantes procedentes de China han hecho que, a pesar de las consecuencias derivadas de la crisis económica que han hecho regresar a buena parte de los extranjeros que llegaron a finales de los 90 y los primeros años del 2000, su llegada haya ido en aumento, al contrario que ha ocurrido con colectivos de otros países como los de Sudamérica.