Apenas rayaban las primeras luces del año cuando se sintió el estruendo que anuncia muerte. Alguazas, primera hora de la mañana del uno de enero. El día que estrena el año, un día tan bueno como cualquier otro para matar, para morir. Se llama José y lo llaman ´El Paletas´El Paletas, pelo corto, barba pegada a la cara, ojos saltones. Veintisiete años. Miembro de un clan gitano de la localidad. La historia de estas primeras sangres del año es una historia rocambolesca y sinuosa.

Hacia las cuatro de la mañana del primer día del año, El Paletas mantiene una discusión con Leonar, rumano de veintiocho años, residente en la calle paralela a la del agresor. El murciano cree que su vecino pretende atropellar a su hija, aunque él mismo confesaría después no tener claro si se trató de una maniobra accidental. Parece que Leonar muestra un cuchillo. Parece que Leonar o su padre amenazan con hacer daño o violar a la hija del Paletas. Parece. Es todo un tanto confuso. Tanto José como Leonar andan ya a esa hora con el juicio nublado por el abuso etílico y estupefaciente.

La cosa es que El Paletas acaba embistiendo con su coche el vehículo de Leonar, un señor coche, un Audi A6, y arrastrándolo hasta empotrarlo en el muro del final de la calle. Cuando acude la policía, el joven rumano vocifera cosas sin sentido; a torso descubierto en la fría madrugada de enero. Leonard acude al hospital de Molina de Segura a que le miren las heridas. El Paletas marcha a un bajo del barrio donde familia y amigos celebran la Nochevieja, esa noche mágica donde damos simultáneamente un adiós nostálgico y una bienvenida esperanzada. Se brinda una fiesta de alcohol y cocaína. A eso de las seis decide dar la fiesta por acabada y dirigirse a casa. Lo acompañan dos amigos, ambos, por cierto, con orden de ingreso en prisión. Dios los cría y ellos se encuentran.

Cuando camina frente al domicilio de la familia de Leonar, afirma que estos comienzan a increparlo desde la ventana. Después aseguraría que ellos le dispararon a él. Él empuña su pistola. Dispara una vez. Dispara otra. Una bala penetra por la ventana, frente a la que se apuesta Valerica, el padre. El cuerpo cae a plomo.

El Paletas confiesa que suele llevar una pistola al cinto, como si en vez del Paletas y vivir en los barrios bajos de Alguazas fuera un cowboy en las Montañas Rocosas. El Paletas dice ahora que, a pesar de esgrimir el arma, «no quería matar a nadie; solo asustar y defenderme». La viuda, no obstante, afirma que el Paletas disparó mientras gritaba «¡te mato, te mato!».

Carmen María, una niña cartagenera, y Valerica, el rumano que entregó su alma a Dios en Alguazas: la cara y la cruz de esta perra vida, la luz y la sombra de esta bendita tierra. Carmen María, el primer bebé alumbrado este año en nuestra Región; Valerica, la primera víctima del ansia homicida que anida entre nosotros.

Drogó con metanfetamina a una joven para violarla

El primer día del año nos ha ofrecido también algún caso que, aunque sin sangre, resulta truculento y un tanto estrambótico. Chico conoce chica por una plataforma de ligoteo en internet (Tinder).

Ella es francesa, vive en Torrevieja y tiene 28 años; él es de Beniaján, tiene 34 años y está casado. Tras un par de citas, ella lo invita a cenar a su casa. A él no se le ocurre otra cosa que echarle una potente droga en la cerveza; una vez aturdida, podrá mantener relaciones con ella. La viola.

La joven, efectivamente, se marea y la relación acaba haciéndose carnal.

Ella le pide después que la acompañe a urgencias, pero él, sospechosamente, dice que debe marchar.

La chica recurre a una amiga y acude a los servicios médicos. Los análisis desvelan la ingesta de la sustancia: metanfetamina, alias ´la droga del amor´. Cuando llega a casa, descubre que el chico ha fregado los vasos antes de marchar. O es muy limpio o tiene algo que ocultar.

Esto sucedió en noviembre, pero el hombre ha sido detenido ahora.

Una curiosidad morbosa: la esposa del acusado ha perdonado a su marido por esas fechorías que se traía entre manos. Es más, la mujer tenía en la agenda de su móvil el número de la joven francesa. Aún queda gente dispuesta a perdonarlo todo.

Asesinado de tres tiros en el interior de su coche en El Bojal

Más quebraderos de cabeza está dando a los investigadores el enigmático crimen de Arturo. Martes, 23 de enero. Un día de invierno que, a juzgar por el sol radiante, pareciera de primavera, once y media de la mañana, El Bojal de Beniaján. Arturo, 38 años, carnicero. Originario de Ibiza. Vive en Torreagüera, pero es un habitual de Beniaján, porque aquí acude al gimnasio, Nature, y por aquí trabaja y aquí trae a sus hijos a la escuela Los Granaos. Y es a unos metros de la escuela que encontró la muerte.

Quiere dejarse la carnicería, está preparándose las oposiciones a policía. Arturo ha salido del gimnasio y, ya en el coche, habla con su mujer por el móvil: «Cariño, voy a comprar y ahora nos vemos». Entonces resonaron las detonaciones secas y lúgubres. Estallidos que son campanadas a la muerte. Un encapuchado ha descerrajado tres tiros en la cabeza del carnicero. Su cuerpo musculado yace sin vida dentro del Renault Megane.

Uno, dos, tres. «Luego he escuchado ´pam, pam, pam´ y ya no me lo cogía», cuenta la viuda. Viuda y tres hijos, deja. El pistolero abandonó el lugar a pie, como en los tiempos de plomo de ETA en el casco viejo de San Sebastián o en los barrios de Bilbao: tiro en la nuca y echar a correr. Pero no son los años ochenta ni estamos en Euskadi; habitamos el enero murciano, tan cálido que la flor del almendro ha nacido prematura y débil.

¿Por qué habría alguien de acribillar a un carnicero de Torreagüera? Decía un conocido que Arturo no tenía enemigos, solo suscitaba envidias por estar tan fuerte. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce; admitía otro amigo que el carnicero era un conocido de la Policía. El procedimiento, desde luego, se ajusta a los ajustes de cuentas por drogas y deudas. Parece que ya hay un sospechoso, un joven del barrio con antecedentes penales. En todo caso, aún no se ha detenido a nadie.

Mata a un hombre de un navajazo en puerto lumbreras

Poco ha trascendido en referencia al apuñalamiento acaecido en Puerto Lumbreras en la madrugada del pasado sábado, día 27. Reyerta de sábado que culmina con la navaja en la carne. Trifulca en un antro. Cosas del trapicheo.

La hoja penetra por la espalda y desgarra el pulmón. Muerte rápida. No es menester emprender una sinuosa investigación: media docena de testigos identifican al culpable. Este es detenido, pero se declara inocente.

La madre de Cristina Iglesias no quiere que su caso sea olvidado

El caso Diana Quer ha atraído los focos nacionales en lo que a sucesos se refiere. El caso ha traído a la primera plana la cuestión de la cadena perpetua revisable. La madre de Cristina Iglesias, la maestra asesinada por un vecino en Torre Pacheco en 2016, se ha unido a la plataforma de Juan Carlos Quer, el padre de Diana, para pedir la no derogación de la prisión permanente revisable.

«No es justo que se diga que nos mueve la venganza y que esto es legislar en caliente», afirma María Betanzos, madre de Cristina, «cuando lo único que queremos es proteger a futuras víctimas de los asesinos de nuestras hijas». «Por nuestras hijas», añade, «nada podemos hacer, solo pedir que quienes las asesinaron no salgan antes de cumplir las condenas y que, en los supuestos que contempla la ley, se aplique la prisión permanente revisable». Amén. Dos murcianos detenidos al caer una red de pederastia por Whatsapp

Destaca también la detención de dos personas por tenencia de pornografía infantil o su distribución mediante la popular aplicación de WhatsApp. Uno de los detenidos es un hombre de 37 años de Lorca y el otro un adolescente de 16 años de San Javier. Dicen que el amor no tiene edad; la perversión, parece, tampoco.

La aberración de enterrar vivos a unos perros cachorros en Mula

Y mejor no hablemos de animales. Andan tres personas investigadas por tierras de Mula por enterrar vivos a nueve cachorros, la camada completa parida por una perra de la raza labrador. Los agentes abrieron el hueco a tiempo para salvar solo a dos de los animales.