María Ortuño y su pareja son veganos. Ambos son padres del pequeño Héctor de 20 meses, que también sigue esta dieta, y están esperando un segundo bebé que también llevará esta alimentación. «Llevo ocho años siendo vegana y cuando me quedé embarazada vivía en Londres. Allí el veganismo está mucho más normalizado. De hecho, en los libros que el ginecólogo ofrece a las mamás hay, por ejemplo, consejos para saber cómo adquirir Omega 3».

Al quedarse embarazada, María no dudó en continuar con la misma alimentación: «Tras casi una década comiendo así, he visto los beneficios que tiene para la salud. Antes siempre tenía anemia, colesterol e incluso sobrepeso, pero al cambiar la dieta dejé atrás todo eso».

El apoyo para las madres primerizas es un punto fundamental para sobrellevar las dificultades del embarazo y la crianza, mucho más si la dieta que sigue la mamá es diferente. Sin embargo, en el caso de María todo su círculo fue cambiando su alimentación y sumándose al veganismo. «Mis padres, mis primos, incluso profesores y amigos fueron cambiando su alimentación, por lo que no he sentido el rechazo que alguna gente pueda haber experimentado», explica.

«Cuando me quedé embarazada de Héctor tuve una gestación completamente normal. Tomé vitaminas prenatales como otras madres, eliminé cualquier cerveza puntual que tomase y, si hubiera fumado, lo habría dejado: lo que viene siendo el proceso habitual en una embarazada», remarca María.

Muchos piensan que puede ser difícil adaptar la alimentación de un bebé al veganismo, sin embargo son cada vez más las marcas que elaboran productos aptos para esta dieta. «Cuando el bebé dejó de ser lactante, no nos resultó muy difícil encontrar leche en polvo. La hay tanto de soja como de arroz», explica.

España ha avanzado mucho, pero sigue quedándose atrás en muchos asuntos, como por ejemplo en la alimentación, explica ella. «Una vez en España, cuando el bebé ha tenido que ir a revisión, siempre se apuntaban en su cartilla que sigue una dieta vegana, pero no es algo que influya en su salud, ya que está perfectamente y sano», recalca.

Cuando Héctor crezca, María no se plantea que él o el hermano que viene en camino puedan decidir cambiar su dieta vegana por una omnívora. «La alimentación es algo cultural. En Occidente no comemos perro ni periquitos, porque nos han enseñado desde pequeños que no se comen. Yo a mi hijo le enseño que no se comen perros, ni periquitos, pero tampoco pollos, cerdos ni vacas, por lo que cuando él crezca verá extraño comer estos animales. Cuando él entienda eso, no creo que decida cambiar», detalló.

«Cuando alguien decide cambiar su dieta omnívora por la vegana es importante que no recurra al médico o al pediatra ya que no son expertos en nutrición y suele ser gente mayor con unas nociones anticuadas que cree que esta alimentación solo trae problemas de salud y perjuicios para los pequeños. La alimentación vegana puede seguirse sin poner en riesgo la salud en absoluto», destaca.

Así, aquellos que quieran dejar atrás la dieta omnívora deben ir a nutricionistas y, preferiblemente, «expertos en veganismo o vegetarianismo ya que podrán ofrecerle muchas más opciones y contarle dónde encontrar ciertos productos y recetas», asegura.

«Ni siquiera sé cómo funciona el Apiretal»

  • Héctor sigue una dieta vegana desde que abandonó la lactancia y crece fuerte y sano, como muestran sus revisiones médicas. «Puede que sea casualidad, pero mi hijo no ha tenido que ir al médico más que a las revisiones obligatorias y ni siquiera sé cómo funciona el Apiretal», bromea María Ortuño sobre el pequeño, de 20 meses. «Uno de los mayores beneficios de esta dieta para los bebés es que la mayoría suele tener problemas para ir al baño y eso es malísimo, ya que estamos ensuciando el colon durante toda nuestra vida con cadáveres de animales que murieron hace varios días. Héctor, sin embargo, no tiene problemas de este tipo, no sufre de estreñimiento como sí le ocurre a muchos bebés con una dieta omnívora», reconoce la madre.

Los progenitores no deben traicionarse

Miriam Martínez Biarge es neonatóloga y especialista en nutrición vegetariana infantil y se encuentra tras la página web Mi Pediatra Vegetariano, donde ofrece información nutricional sobre este tipo de dieta.

«La principal dificultad que encuentran las familias veganas al tener un bebé es encontrar apoyo sanitario y social. La alimentación en sí no es complicada: todas las embarazadas tiene las mismas necesidades nutricionales, la diferencia está en las fuentes de las que provienen los nutrientes», argumenta.

Durante el primer medio año de vida no es necesario ningún suplemento. A partir de los 8 meses hay que darle uno semanal de B12, que las madres en el periodo de lactancia también han de tomar, señala Martínez.

Además, ante la controversia que pueda suscitar esta dieta, la experta señala que «los padres tienen derecho de educar a sus hijos de acuerdo con sus principios, y si unos padres son veganos por convicción ética es una contradicción que eduquen a sus hijos de otro modo. En mi experiencia, los padres veganos que se han visto presionados para dar a sus hijos alimentos de origen animal se han sentido terriblemente mal, como si estuvieran traicionándose a sí mismos y a sus hijos», explica la neonatóloga.

Desde el punto de vista nutricional, «una dieta vegana bien planificada es perfectamente adecuada en todas las etapas de la vida», concluye la experta.

Macarena Llul, autora de ´Veganismo en familia´: "Esta dieta es saludable a cualquier edad"

  • Macarena Llul y su pareja, Carles Pons, son veganos, y su hija Ona, de 13 meses, también. Ella es la persona que hay detrás del blog ´Veganismo en Familia´, a través del cual comparte recomendaciones para las familias con bebés que siguen esta dieta. «Tengo una bebé de 13 meses y tener una alimentación vegana no la hace diferente de otros bebés. La información y el asesoramiento son la clave. En nuestro caso, nos asesoramos con una pediatra especializada en nutrición vegetariana y vegana y nos ha ido dando todas las pautas necesarias para darle a la niña lo que necesita», explica. Con una correcta planificación, Macarena defiende que «una alimentación vegana es saludable en cualquier etapa de la vida, incluyendo la infancia. Hay que prestar atención a vitaminas como la B12 o la D y suplementarlas, pero nada más. Mi hija va a sus controles con su pediatra y está sana, activa e incluso más alta de lo que le correspondería por edad». «El veganismo es un principio moral que excluye el uso de animales en todos los ámbitos de la vida. Formar una familia vegana puede suponer todo un reto», concede Macarena. Por eso, tienen claro que «la información, la concienciación y el apoyo entre todas las familias veganas es muy importante para concienciar a la sociedad», explica desde su blog.