La quinta parte de las empresas familiares de la Región se está preparando para afrontar el difícil trance de la sucesión, que es una de las pruebas de fuego que supone el relevo generacional. Según los datos del Barómetro que elabora la Cátedra de la Empresa Familiar de Amefmur, en el plazo de uno o dos años cederán las riendas de la dirección empresarial unas 6.500 firmas. Esta cifra representa el 21% aproximadamente de las 31.000 compañías de propiedad familiar constituidas como sociedades anónimas o sociedades limitadas.

En estos momentos hay un 32% de empresas dirigidas por sus fundadores, lo que supone apenas una de cada tres. En el 59% de las compañías hay un descendiente de la familia propietaria al frente de la gerencia, mientras que en el 4% de los casos es el cónyuge del fundador el que ha asumido la dirección al faltar el dueño.

Solo en el 6% hay una persona ajena a la familia en la dirección, a pesar de que las empresas familiares tienen clara la necesidad de apostar por la profesionalización para garantizar su permanencia, lo que puede indicar que los propios sucesores se están formando para desempeñar los puestos que dejan vacantes sus antecesores.

A la hora de designar a los sucesores la principal cualidad que se tiene en cuenta es el compromiso con la empresa. En segundo lugar se valoran rasgos personales como la integridad, las habilidades directivas y la confianza en sí mismo. A continuación aparecen valores como la formación o la experiencia profesional en la empresa.

Los factores menos valorados son la experiencia fuera de la empresa así como el hecho de pertenecer a la compañía propietaria y la relación con los miembros de la familia.

Pese a los intentos por planificar la sucesión, para facilitar el relevo en las mejores condiciones, en la gran mayoría de los casos (59%) la sucesión se produjo de manera imprevista debido a la repentina desaparición del líder.

Por otra parte, en el 28% de los casos es preciso buscar a una persona distinta del sucesor establecido, debido a los contratiempos e imprevistos. Sin embargo, solo en el 8% de los casos el motivo del abandono es que el sucesor no se siente capacitado para desempeñar el puesto encomendado. En el 64% de los casos el gerente actual era el único candidato familiar, mientras que en el 36% había varios aspirantes al puesto. Solo una de cada cuatro empresas ha planificado la sucesión, mientras que el 62% restante no ha resuelto aún cómo afrontará el relevo.