El Instituto Geográfico Nacional (IGN) tiene instalada en Lorca una antena en la que se estudia la falla lorquina, conocida como falla de Alhama o de Lorca-Totana, principal causante de los terremotos que se producen en la Región (como el que tuvo lugar en mayo de 2011 en Lorca).

Aunque esta estación no puede predecir el momento exacto en el que puede tener lugar un nuevo movimiento sísmico, sí es capaz de detectar qué va a ocurrir, debido a que capta las tensiones en la placa. De hecho, en un reciente estudio del instituto se constata un pequeño salto en las series temporales de las mediciones topocéntricas de la zona, motivado por este terremoto, sobre todo en la componente Norte, y que llega a ser de algún centímetro. Por otro lado, se observa un hundimiento de la estación de alrededor de 9 centímetros anuales y que concuerda con resultados obtenidos con las mediciones de un radar especializado. Los científicos apuntan a un posible origen hidrológico como la causa.

La falla de Alhama es una de las más activas de toda España y se ubica en el límite sur de la Placa Euroasiática. Según los científicos, la falla está muy próxima al límite de colisión entre las placas Euroasiatica y Africana, cuyo impacto ha dado lugar a la cordillera Bética. Recorre la región de Noreste a Suroeste y es una falla de desgarre, es decir, los terrenos no se oponen, sino que avanzan en fricción de forma lateral.

El hecho de que permanezca en movimiento casi continuamente, provocando pequeños movimientos, es buena señal porque así la energía se libera poco a poco. Avanza a un ritmo de 0,1 milímetros por año, de media, una velocidad insignificante si se compara con los dos centímetros anuales de las fallas más activas de Nueva Zelanda. Sin embargo, no es un movimiento desdeñable, como se comprueba en las habituales roturas en el acueducto Tajo-Segura, explican los expertos. En la imagen, una de las iglesias que sufrieron importantes daños a consecuencia del terremoto de hace 7 años, y que provocó la muerte de nueve personas. El hecho de que el epicentro estuviera cercano a la superficie y próximo a la población agravó sus efectos.

Además, se calculó que liberó una energía equivalente a dos millones de kilos de explosivos. Desde entonces, se han producido más movimientos sísmicos en la Región, muchos inapreciables para las personas, pero otros que se han dejado notar.