Muchos se quedan por el camino. Al inicio del año todo son buenas intenciones, pero la buena voluntad se va desinflando con el paso de las semanas y algunos de los propósitos no pasan de enero. Para evitar un fracaso estrepitoso, hay ciertas pautas que ayudarán a los mejor intencionados para reforzar su empeño.

La coaching Cristina Carmona explica que, para lograr un objetivo, hay unas recomendaciones imprescindibles que aumentarán las probabilidades de éxito. «Año Nuevo es el momento en el que muchas personas se proponen cambiar de hábitos o conseguir ciertas metas y es muy importante no ser abusivo y querer realizar todos los propósitos de golpe».

Es mejor ir uno a uno. Porque aparte de ser una estrategia más realista, ya que se enfocan las fuerzas en un solo objetivo cada vez, la persona se sentirá más motivada y con más ganas cuando vea que ha podido lograr el primero, después el segundo y así progresivamente.

Ser ambicioso no es malo. Pero hay que tener claro si el propósito va con nuestro estilo de vida y nuestros valores o si, por el contrario, es algo totalmente incongruente, por que puede ser frustrante querer alcanzar algo que de salida no es un objetivo real. Además, durante el proceso, hay que ser flexible y premiarse a uno mismo si se está avanzando. Por ejemplo, si el objetivo es la pérdida de peso y se va progresando, es conveniente autopremiarse con algún dulce o un capricho para motivarse y que no todo el proceso sea negativo.

La planificación es lo primero. El primer paso para conseguir los propósitos de Año Nuevo, y cualquier objetivo que nos fijemos por meta en otro momento, es planificar muy bien. Suele haber falta de planificación y eso desencadena en fracaso. A la hora de llevar a cabo un objetivo hay que saber qué es realmente lo que queremos conseguir al final. No es lo mismo querer ir al gimnasio para perder peso que para conocer gente o sentirnos más ágiles.

Para qué. El para qué es muy importante y es un punto crucial ya que puede cambiar el objetivo final e incluso los tiempos para conseguirlo. En muchas ocasiones, los propósitos están relacionados con cambios de hábitos y para interiorizar esa nueva actitud o costumbre se necesitan en torno a dos meses y medio para que no suponga un esfuerzo y forme parte de nuestro día a día.

No rechazar ayuda. Por último, hay que ser consciente de que nos vamos a encontrar con obstáculos y hay que aprender a afrontarlos. Por eso, en muchas ocasiones y dependiendo de nuestros objetivos, debemos ser conscientes de si necesitamos ayuda externa: un profesor si, por ejemplo, queremos aprender inglés o guitarra, un psicólogo, un médico, o un coach.